jueves, 26 de diciembre de 2013

Capítulo 8: Cry.

Agarraron mis muñecas sin delicadeza alguna y segundos después, mi vestido estaba a un lado de mi cuerpo, frío y doloroso, cubierto de barro. Los soldados desnudos se hicieron a mi alrededor, haciéndome un corro, dejándome a mi en medio, temerosa, con mi alma llena a rebosar de terror y temblando como una hoja. 

****: Vamos a ver...-dijo uno de los soldados, agachándose hasta quedar a mi altura- que tenemos por aquí...-suspiró mirando mi sucio cuerpo y llevo una de sus manos a uno de mis pechos, y masajeó mientras mordía su labio inferior y respiraba profundamente- 

Mi cabeza estaba cabizbaja, mirando a un pilón de piedras posadas estrategicamente para apedrear cuando tuvieran oportunidad.  Levanté levemente la vista y vi a uno de los soldados como se masturbaba mientras miraba la escena. Este se agachó y tocó con brusquedad mi vagina, poco a poco, todos los soldados se iban agachando y me toqueteaban sin parar, de mi ojo derecho se escapó una pequeña lágrima y ese nudo en la garganta, que ahora es algo muy común en mi, volvió a aparecer. Uno de ellos se tiró encima de mi, haciendo que me cayera de espaldas al suelo, mi columna se estremeció por el dolor del golpe, y el infierno comenzó. Unas embestidas brutales se apoderaban de mi. Dolor. Era lo único que sentían mis músculos en estos instantes. Mi pelvis tenía pequeñas convulsiones por el dolor generado en tan poco tiempo. Esos hijos de puta, se habían apoderado de lo más preciado, de mi virginidad. Después de que terminará dentro de mi, otro se hizo conmigo, y hasta que terminaron, me parecía que ese infierno, había durado décadas. 

Se vistieron rápidamente y me tiraron un traje como el que le habían dado a Harry, uno parecido a un pijama a rayas azul oscuro y blanco, pero este, sin el gorrito, se llevaron mi vestido y mientras se abrochaban las braguetas y marchaban, se reían reconfortados. 
Me vestí apresuradamente y a lo lejos vi acercarse a Jefferson. 

Jefferson: ¿Qué?-dijo cuándo ya estaba en frente de mi- ¿lo disfrutaste?-negué cabizbaja, llorando en silencio- 

Y sin decir ninguna palabra, agarró mi brazo fuertemente y a base de tirones, me llevó a otra parte del Campo de Concentración, en esta, solo había mujeres. 
Unas estaban medio desnudas, otras, haciendo trabajos forzados, otras, estaban siendo violadas y maltratadas a los ojos de todo ser que pasaba por allí, mis ojos se posaron en una pequeña niña morena, tenía un ojo azul y otro lo tenía color miel, estaba extremamente delgada, no tenía más de seis años y ya tenía anorexia, mi corazón se encogió más cuando uno de los soldados que pasaban por su lado, la abofeteó hasta dejarla tirada en el suelo. 
Unas ganas enormes me invadieron, unas ganas de correr hacia ella y abrazarla fuertemente, protegerla de todo y de todos. 
Llegamos a una pequeña caseta de madera mal hecha, sin ventanas, llena de heces a su alrededor. 

Jefferson: Bienvenida a tu nuevo hogar-dijo con una voz tintineante- que disfrutes tu estancia aquí. 

Y sin decir más, se dio media vuelta, y se fue a paso firme. Entre cuidadosamente dentro de la caseta, y mis ojos se abrieron de par en par. 
Una gran pesa larga ocupaba gran parte de la caseta, y las mujeres dormían en unas incomodas tablas de madera puestas como literas, amontonadas, tres en una misma madera, y la madera no es que fuera enorme, es como una cama individual. Al fondo podía escuchar lamentos, rezos y llantos. 

                         (algo así)

jueves, 19 de diciembre de 2013

Capítulo 7: I need you.

Jefferson: Hemos capturado un nuevo preso judío-se explicó con algo de nerviosismo en su voz- y el doctor Aigner le ha hecho las pruebas médicas y señor, según el doctor, este muchacho seria un buen punto a nuestro favor.
Niall: ¿Y qué quiere decir con eso, soldado?-dijo seco y firme- 
Jefferson: El doctor Aigner a sugerido darle una alimentación básica para poder tener su mano de obra-dijo mientras miraba a la nada- 
Niall: Su mano de obra la tendremos igual-dirigió su mirada hacia mi, algo preocupada y con pena- ese judío no será más o menos que los demás, ¡sigue siendo escoria!-dijo lo último en un grito- 
Jefferson: Pero.. pero señor-se intentó quejar- 
Niall: ¡Pero nada!-gritó callando a Jefferson- ahora, dale su atuendo al preso y llévate a esa asquerosa de mi vista-dijo refiriéndose a mi- 
Jefferson: Si señor-salió de la visión de Niall- 

Jefferson se dirigía hacia uno de los armarios del fondo de la habitación el doctor Aigner miraba sus papeles callado y en silencio, Harry ni se inmutaba, miraba hacia la mesa sin pestañear. Y justo cuando mi mirada coincide con la de Niall, éste me guiña un ojo, y después se va sin decir nada dando un pequeño portazo. 

Jefferson: Ponte esto-dijo haciendo entrega de el uniforme a Harry- y tú-me señaló a mi- vendrás a mi habitación, ahora. 

Harry levantó la mirada, iba ha abrir la boca para decir algo, pero en ese instante el puñetazo de Jefferson aterrizó en su mejilla, haciendo que su cara girase dramáticamente hacia mi. Con sus ojos cerrados, volvió la cabeza hacia delante, los volvió ha abrir, y se empezó ha vestir sin decir nada. 
Sin dejarme rechistar, Jefferson agarró bruscamente mi brazo y entre empujones me llevó afuera de el edificio gris, andamos por el medio del campo. 
Intentaba no mirar a nadie, miraba fijamente mis zapatos, y de fondo, lo único que podía escuchar, eran sollozos, golpes y suplicas. Jefferson me iba acariciando el brazo lentamente, y me daban pequeños escalofríos, sabia perfectamente lo que me tocaba ahora, y mi cuerpo, era pura mezcla de terror y asco. 

Me tropecé con un gran pedrusco haciendo que cayera al suelo y me llenara de barro, cerré los ojos fuertemente y a mi alrededor, lo único que escuchaba eran risas y bromas con mi caída. 
Escuché pasos acercarse hacia mi, y cuando ya sentía que había más de una persona a mi alrededor, los dichos soldados, empezaron a patearme todo el cuerpo, sentí como un gran moretón se iba formando en mis costillas, seguía con los ojos cerrados, rápidamente, me cubrí con mis brazos la cabeza, y de mi ojo derecho, salió una lágrima fugaz, un fuerte pie me pateó la cabeza, y retumbó por ésta. A mis oídos llegaban varios insultos como ''hija de puta'', ''muérete, judía de mierda'', ''te mereces todo esto, por judía''. 

Jefferson: Chicos, chicos-dijo entre risas- por favor, dejadla ya, tiene que hacer un trabajo, y aún debe tener algunas fuerzas. 
Rápidamente, entre carcajadas, los soldados se apartaron, y Jefferson me agarró bruscamente de mi brazo, abrí de nuevo los ojos, y de nuevo, dirigí mi vista hacia el suelo. Apenas podía caminar, tenía adolorido todo el cuerpo, sentía como mi costillar se rompería en cualquier momento. 

Jefferson: Espera-rió- ¿por qué hacerlo a escondidas?-dijo parándose en seco- hagamoslo aquí, y demos envidia a todos los que pasen por aquí. Vamos, ponte de rodillas, pequeña. 

Pequeña, así me llamaba Harry, se empezó a hacer visible un pequeño nudo en la garganta que iba creciendo cada vez más. Necesitaba a Harry, ahora, más que nunca. 
Ese cerdo me obligó a ponerme de rodillas, e intentando llamar la atención de todos entre abucheos y gritos, se bajó sus pantalones y calzones dejando a la vista su ''pene'' si a eso se le podía llamar así, porque la verdad nunca he visto uno, pero creo que este... no es el tamaño estándar. 

Jefferson: Vamos-dijo empezando ha acariciarse su ''pene''- ¿a qué esperas? 
Tú: No pienso hacerlo-dije mirando hacia mi derecha- 
Jefferson: ¿Perdón?-dijo agachándose y acercando su oído a mi boca- ¿he escuchado bien?
Tú: No quiero hacerlo-repetí- 
Jefferson: Bien-dijo mientras se subía los pantalones- ¡chicos!-gritó hacia todos los lados- 

Rápidamente un montón de soldados se pusieron en fila, uno junto a otro. 

Jefferson: Violadla-dijo seco y dirigiéndose hacia otro lado-  

Entre risas y abucheos, los soldados, se desnudaron dejando a la vista sus cuerpos. 

martes, 10 de diciembre de 2013

Capítulo 6: Horror.

En menos de veinte minutos, el camión se detuvo, Harry y yo nos quedamos estáticos, respirando suavemente para que podamos escuchar lo que pasaba fuera. 
Pasos, se escuchaban pasos y risas de varios hombres, cada vez más cerca, se acercaban a nosotros. 
Harry me regaló su última sonrisa, sin vida, sin alma, triste y un ''te quiero, mi ángel'' se escapó fugaz de sus hermosos labios finos y rosados. No le pude responder, apenas podía pestañear, me costaba respirar, y mis ganas de llorar invadieron mi cuerpo, un nudo se fue formando poco a poco en mi garganta, no podía llorar, no delante de Harry, él era fuerte por mí, y yo lo debía ser por él. 

No me importa nada más, sólo él. 

A los segundos, la tela que cubría todo el camión se echó a un lado por los soldados. Eran tres, y él único que conocía era a Jefferson. 

Jefferson: Llevad al muchacho a la visita al médico, y a que le den el uniforme reglamentario-dijo frío como un tempano- que le acompañe la chica-dirigió su asquerosa mirada a mi cuerpo y se relamió los labios haciendo que mi estómago se revolviera- 

Nos bajaron a Harry y a mi de mala manera, entre empujones e insultos como ''judíos de mierda'' o ''escoria del país'', y tenía la sensación, de que eso, no era nada comparado con lo que nos esperaba. 
Harry intentó tomarme de la mano, pero al rozar su mano con la mía, recibió un puñetazo en la espalda, y nada más recibirlo, soltó un gemido de dolor, no podía dejar de mirarle, su cabeza baja y sus ojos tristes y sin expresión, su boca y nariz estaban llenas de sangre seca, y cada vez, estaba más pálido. 

Empezamos a entrar en los dichos Campos de Concentración, y creo que era la parte de los hombres, estaba llenos de estos, con unos uniformes algo extraños, eran, como un pijama a rayas azules y blancas junto con un pequeño gorrito a juego, en la camisa, arriba en el lado izquierdo, llevaban una especie de número de serie, y los hombres iban todos descalzos, llenos de barro y excrementos, estaban esqueléticos por la falta de nutrición y les obligaban a hacer trabajos forzados como construir cámaras de gas, que ellos serían, los que acabarían dentro, muertos. 
Y a mis ojos, apareció la imagen de un niño siendo violado delante del que debía ser su padre, estaban en medio del campo, nadie miraba, parecían muertos en vida, el padre no hacia más de pedir por su hijo, y pedir que fuera él mismo el que sufriera eso, y cada vez que el hombre abría la boca, se llevaba una pequeña paliza, y el niño no hacia más que llorar, no decía palabra, solo, lloraba. Dejé de mirar esa terrible escena con lágrimas en mis ojos, seguimos andando y mi mirada se dirigió hacia Harry, seguía igual, cabizbajo, y parecía que fuera un zombie, no quiero que acabe como estos hombres, no quiero que le peguen palizas cada dos por tres, no quiero que no coma... 

Llegamos a un edificio gris, con pequeños ventanales y puertas blindadas de acero. Jefferson nos adelantó y tocó tres veces la puerta. A los segundos un hombre algo mayor apareció en la puerta vestido con un traje y una bata blanca de médico. 

****: Adelante, soldado Jefferson-dijo el hombre con voz suave y cínica- 
Jefferson: Doctor Aigner-dijo seco y borde- vengo a que le haga las pruebas a un nuevo chico judío-dijo refiriéndose a Harry-
Dr. Aigner: Más escoria-rió cínicamente- adelante, adelante-dejó paso para que pasaran todos y paró y se puso enfrente de mi cuando estaba apunto de pasar- ¡Jefferson! no puede haber mujeres aquí-dijo en un grito terrorífico con su mirada fría clavada en mis ojos negros- 
Jefferson: Déjala pasar-dijo volviendo a la puerta- después nos cobrara una grata recompensa para ver como su amiguito estará ''sano y salvo''-dijo haciendo comillas con sus dedos en las dos últimas palabras para luego reír- 

Me dejó paso a regañadientes y le seguimos por unos pasillos grises y sin vida alguna, con poca luz y a penas limpieza, hasta llegar a la última puerta de uno de los pasillos, yo miraba a todos los lados, curiosa, no sabía que hacer, estaba presa del horror. 
Entramos en dicha puerta y en ella habían varios aparatos médicos, supongo que para ver como estaba de salud el preso. 

Dr. Aigner: Bien, ¿cómo te llamas muchacho?-dijo sentándose en su butaca de cuero- 
Harry: Harry Styles, señor-dijo cabizbajo y casi en un susurro- 
Dr. Aigner: Ajá, ¿y cuantos años tienes?-dijo apuntando toda información que le iba dando Harry en un folio con una pluma negra- 
Harry: Diecinueve, señor-dijo de la misma manera que antes- 
Dr. Aigner: Bien, Harry, quítate la camiseta, vamos a pasar a hacer las pruebas de salud-dijo cambiando de folio- ¿fumas?-Harry negó con la cabeza seguro- bien, ¿bebes algún tipo de alcohol?-Harry volvió a negar con la cabeza, de nuevo, seguro- muy bien, ¿haces deporte?-Harry asintió con la cabeza acompañado de un ''siempre que puedo, señor''- bien, ahora, por favor, acompáñame sin camiseta-dijo mientras se levantaba- 

Harry se quitó la camiseta con toda la facilidad del mundo, como si no estuviera yo presente, aun que, no dirigió ninguna mirada hacia mi. Siguió al doctor hasta una especie de bascula. 
Me dediqué a admirar el torso desnudo de Harry. Era perfecto, limpio, blanco y con unos músculos bien desarrollados, tenía la espalda ancha, perfectamente marcada y unos brazos fuertes y anchos. Me quedé embobada, era la primera vez que veía su cuerpo, y lo tenía que hacer en estas circunstancias. 

Dr. Aigner: Este muchacho está más sano que muchos de vosotros, soldados-dijo dirigiéndose de nuevo hacia su mesa de madera- 
Jefferson: ¿Cree que valdrá para los trabajos?-dijo con una voz divertida- 
Dr. Aigner: Con la porquería de alimentación que dais aquí no aguantará más de una semana con toda su energía-dijo mirando seriamente hacia Jefferson- 
Jefferson: Es lo que hay, señor-dijo alzando un poco la voz- si se enterara el comandante Horan... 
Dr. Aigner: ¡Tonterías!, ese soldado es un trozo de pan-dijo levantándose agitadamente de la mesa- 
Jefferson: ¡Aigner!, este muchacho no será menos-dijo gritando, haciendo que pegara un pequeño bote- y si sigues incordiando, deberás asistir al despacho del señor Hitler-dijo con una media sonrisa en la cara- 
Dr. Aigner: Jefferson-dijo sentándose de nuevo en su silla, mucho más relajado, vaya, si que impone el apellido ''Hitler''- llame a Horan, y hable con él-dijo serio- 

Y como si Niall Horan lo hubiera escuchado, entró por la puerta. Estaba guapísimo. Era mucho más alto que yo, de la misma estatura que Harry o quizá un poco menos, estaba algo más rubio y sus ojos mucho más azules, pero su semblante era serio y no había rastro de su sonrisa maravillosa y sincera. 

Niall: ¿¡Qué escándalo es este!?-dijo entrando algo furioso por la puerta- 
Jefferson: ¡Señor, sí, señor!-dijo saludando con la típica pose militar- debo hablar sobre un tema con usted-dijo mirando hacia la nada- 

Niall dirigió una fugaz mirada hacia Harry y su semblante cambió completamente al de uno preocupado y luego sus azules ojos, se posaron en mi. 

Niall: Habla, soldado-dijo volviendo a su antigua posición seria- 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Capítulo 5: I always take care of you.

De uno de los coches se bajó un hombre bastante fornido, vestido de uniforme y con el brazalete rojo con el símbolo nazi en este. 
Se acercó peligrosamente hasta nosotros, hasta quedar a medio metro de distancia, Harry no me soltaba la mano ni una sola vez, y en esta, daba pequeñas caricias otorgándome algo de seguridad. 

Soldado: ¿Dónde vais?-dijo bastante alto y con una voz seca- 
Harry: Hacia la estación de tren, cogeremos un tren hacia Suiza-dijo con su típica voz ronca y segura- 
Soldado: Pueden decirme sus nombres-afirmó. En ese momento, se me heló la sangre, mi corazón no latía, no hacia nada, mi organismo se paró en seco. Debía responder...- 
Harry: Somos de la familia Horan Gallagher. 
Soldado: Oh, sí, el teniente Horan. Si son tan amables, ¿podrían enseñarme sus carnet's?-dijo haciendo del ambiente algo más tenso. Mi organismo seguía sin funcionar- 
Harry: Siento decirle, señor, que no lo tengo aquí ahora mismo, se traspapeló. 
Soldado: Y yo siento decirle, señor Harry Styles y señorita ____(tn) Belló que su próxima parada, será los maravillosos Campos de Concentración. 

Y tras escuchar esa terrible y temida frase el soldado hizo una seña y bajaron como diez soldados, Harry apretó más mi mano, pero fue en vano, los guardias le agarraron, aun que se intentó zafar varias veces, le patearon y golpearon la cara rompiendo su labio inferior y haciendo que su nariz sangrara, no podía mirar eso, giré la cabeza rápidamente y cerré los ojos fuertemente. 

****: Vaya, vaya-dijo una voz distinta al primer soldado. Algo más desagradable y seca- tenemos aquí una señorita bastante guapa-dijo dando un golpe seco a una de mis nalgas- oh, sí, es perfecta y está muerta del miedo-noté como se ponía en frente de mi, y agarraba mi cara con fuerza, haciendo daño en mis mejillas- mira está preciosa escena-dirigió mi cara hasta Harry, quién estaba tendido en el suelo, repleto de sangre, y con sus brazos cubriendo su cabeza, un gran nudo se formó en mi garganta y mis ojos se inundaron en lágrimas- 
Tú: Hijos de puta... ¡soltarle!-dije histérica, llorando a mares y moviéndome sin parar para que los cerdos me soltaran, sin ningún resultado- 
****: Yo qué tú me estaría quieta, nena-dijo la misma voz algo más alto- oh sino cobraras lo tuyo- y acto seguido, su mano chocó contra mi mejilla- 
Harry: Maldito hijo de puta-dijo retorciéndose en el suelo, con su voz rota- ¡suéltala! 
****: Niño, tú cállate si no quieres que te peguemos un tiro ahora mismo-sacó su pistola y apuntó hacia la cabeza de Harry- 
Tú: ¡No!-grité- no, por favor-bajé el tono de mi voz- haré lo que sea, lo que queráis, pero por favor, no le hagáis daño-supliqué llorando- 
****: Es una oferta tentadora, ¿verdad chicos?-los monos asintieron eufóricos y riendo- y por ser tan terriblemente guapa, aceptaré, el muchacho se va al Campo de Concentración, tal cual, tú le acompañarás hasta su caseta para que lo veas, y luego, tú, te vendrás con nosotros-dijo acariciando el costado de mi pecho, haciendo que tuviera unas terribles ganas de vomitarle en la cara. Asentí mirando hacia el suelo- Me presento, preciosa, soy el soldado Jefferson-dijo con su asquerosa voz- 

Y sin decir ninguna palabra más, llegó un caminó color caquí con una gran tela tapando la parte de atrás, tiraron de mala manera a Harry a la parte de atrás, y a mi no es que me subieron más amablemente, Jefferson apretó su pene contra mi muslo para subirme, cosa que hizo que diera una pequeña arcada. 

Ya dentro de el camión, me arrodillé al lado de Harry y empecé a llorar desconsoladamente. 

Tú: Por favor, Hazza-supliqué llorando en su pecho- dime algo-seguí llorando sin parar- 
Harry: No pasa nada, mi ángel-dijo tosiendo y poco a poco se fue incorporando- 
Tú: ¡Oh, Dios!-grité contenta- ¿estás bien? ¿te duele algo?-dije nerviosa- responde por favor. 
Harry: Me duele todo, pero estoy bien-dijo forzando una sonrisa- no dejes que te hagan nada, por favor, ángel.
Tú: Si no lo hago... te matarán-una lágrima se deslizó por mi mejilla, y rápidamente, Harry me la secó con delicadeza-
Harry: No importa lo que me hagan a mi, sólo importa lo que te pase a ti-dijo mientras acariciaba mi mejilla- 
Tú: No dejaré que te pase nada, Harry...-dije acariciando uno de los rizos que caía por su frente- 
Harry: Que cabezona eres...-negó con la cabeza mientras sonreía- te quiero, mi ángel-dijo acariciando levemente mi mejilla- 
Tú: Yo te quiero más, Haz-dijo sonriendo- y intentando olvidarnos de todo esto...¿por qué me llamas ''mi ángel''? 
Harry: Jamás te lo diré, ángel-rió- 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Capítulo 4: My angel.

Después de la pequeña confesión de Harry, se levantó sin decir nada, y se dirigió junto con su ropa, detrás de las mantas, me senté sobre una caja de cartón algo rota, haciendo tiempo mientras escuchaba el agua removerse o la pastilla de jabón chocar sobre el cuerpo de Harry, recuerdo la primera vez que lo conocí... 

---FLASHBACK---

Bajaba hacia mi portal, con mi nuevo vestido que me había hecho mi madre, quería lucirlo y enseñárselo a Lucy, mi vecina y amiga de la familia desde hace años, para mi, es como una tía, siempre me dice que soy su ojito derecho, creo que eso es algo bueno. 
Iba distraída pensando en que me diría Lucy, cuando tropecé con un niño de mi misma edad, de unos cinco años, tenía el pelo tapando su frente y su nuca, completamente despeinado, tenía unos ojos verdes azulados muy bonitos, me quedé mirándole fijamente y el miró mi vestido, bajé mi mirada y me encontré con todo mi vestido nuevo lleno de barro, me fijé en su ropa, y estaba idénticamente igual, o incluso peor. 

Tú: ¡Ten cuidado!-le chillé haciendo que pegase un pequeño bote- ¡mira lo que has hecho!-volví ha chillar y sus ojos verdes se abrieron de par en par- era mi vestido nuevo...-susurré con los ojos aguados, apunto de echar a llorar- 
****: Lo siento muchísimo-dijo con una dulce voz- de verdad, mi madre te lo lavará, ven-me cogió de la mano y me subió corriendo hacia su casa-

---FIN FLASHBACK---

Después de ese día, seguimos viéndonos, descubrimos nuestra buhardilla y allí pasábamos horas y horas jugando, y desde la primera vez que me cogió de la mano, supe que estaba enamorada de Harry Styles. 

Harry: Hey-dijo pasando mis manos por delante de mi cara- te fuiste a la Luna-sonrió- 
Tú: Más o menos- reí- 
Harry: ¿Lista para salir de aquí?
Tú: Sí...-asentí dudosa-

Harry no dijo más, me tomó de la mano, aportándome esa seguridad que yo necesitaba, abrió la pequeña madera, y pegó un salto hacia el suelo, me extendió las manos, dejé que me tomara de la cintura y me bajó girando en círculos, haciendo que soltara una risita nerviosa, su tacto hacia que mi piel se erizara. 
Me tomó de la mano, de nuevo, y bajamos despacio hacia el portal, delante de la puerta de salida hacia la calle, se escuchaban los gritos de la gente, y las ordenes de los militares. 

Harry: ¿Lista?-dijo con una voz ronca y con un notable nerviosismo- 
Tú: Creo.. que sí-dije nerviosa- Harry-le llamé- no te separes de mi, nunca-le pedí, aun que parecía más, una suplica- 
Harry: Jamás lo haría, no podría, aun que quisiera-me sonrió- 

Abrió despacio la puerta, dejando entrar los rayos de sol, salió el primero, mirando de un lado a otro, pero sin soltarme la mano, salió del todo, tirando un poco de mi, miré de un lado a otro nerviosa, intentando tranquilizarme, porque esos malditos militares, creo que tienen un radar para detectar el miedo, Harry me soltó de la mano, pero sin distanciarse, ya que las muestras de afecto en público, no están muy bien vistas, los militares nos miraban con curiosidad, pero no decían nada, estaban muy ocupados deteniendo a judíos, giramos la calle y nos encontramos con judíos huyendo a toda velocidad, nos pegamos a la pared, dejando paso a estos, justo detrás, iban persiguiéndolos como diez soldados armados, cerré los ojos fuertemente, si nos pillaban sería el fin, Harry acarició levemente mi mano con su pulgar, haciendo que poco a poco abriera mis ojos, -todo saldrá bien, ángel- escuché como susurraba con su voz ronca. 
Ángel, así me llamaba desde que me conoció, no sabía el porqué, pero sus motes no salían de 'ángel' o 'pequeña', y me gustaría saber el porqué de ese mote. 
Volvimos a retomar la marcha, tranquilos, sin mirar a los ojos a nadie, Harry miraba de atrás hacia delante nervioso, supongo que se aseguraba de que no nos siguiera nadie.
Seguimos caminando durante dos horas, no habíamos llamado la atención, todo era silencio entre nosotros, supongo que es más por el nerviosismo que nada. 
A lo lejos se podía ver las puertas de la estación de tren, pero antes de que pudiésemos oler el olor a carbón de los trenes, dos coches con el símbolo nazi se pararon frente nosotros, impidiéndonos el paso.

Y mi corazón, se aceleró a mil por hora, haciendo visible, mis ganas de correr sin parar, pero debía estar quieta, y tranquila, por nuestro bien.

sábado, 26 de octubre de 2013

Capítulo 3: Promesas irrompibles.

Tú: Styles, confió en ti-dije triste- 
Harry: ¿Cuándo he roto una promesa?-dijo sonriente- 

Se levantó y abrió lentamente el pequeño agujero tapado con unas maderas en el suelo, bajó lentamente, dejándome ver de él su cabello rizado.
Volví a tapar levemente el agujero, cuando fuera Harry llamaría tres veces haciéndome saber que es él. 
Pasaron cinco minutos, el corazón latía levemente rápido, intentaba convencerme a mi misma de que no pasaba nada, de que todo andaba bien, pero soy algo, bastante hipocondríaca, y empiezo a imaginar cosas que no son. 
Diez minutos, y aún no ha llegado, mis latidos aumentan. Quince minutos, y escuché un golpe, dos golpes, vamos, da uno más, me dirigí hacia el agujero tapado. Tercer golpe. 
Sí, al fin. Abrí a toda prisa y allí estaba él con una sonrisa esplendida y una gran maleta de cuero algo hinchada, supongo que por la ropa. 
Entró a toda prisa y cerramos el agujero a una velocidad de la luz. 

Harry: ¿Ves?-sonrió y me besó la frente- todo saldrá bien. 
Tú: Por poco me da un infarto-aseguré- tardaste mucho. 
Harry: Tranquila-me abrazó- jamás te dejaré sola.
Tú: Bueno, enséñame esa ropa-dije algo más animada. 
Harry: Aquí está-empezó ha abrir la maleta y saco varias prendas de ropa- este es para ti.

Sacó un vestido hasta un poco más abajo de las rodillas floreado, negro, y el cuello junto las mangas con un dobladillo blanco, era de manga corta, veraniego, ya que hacia un calor horrible, raro para Alemania. 

Tú: Es precioso...-aseguré- y lo mejor es que no hay ningún tipo de marca-sonreí- ¿y para ti? 
Harry: Esto-sonrió y sacó una camisa blanca de manga larga, junto a unos pantalones marrones con unos tirantes rojizos y una chaqueta a juego con el pantalón- 
Tú: Seguro que te queda genial-aseguré y reí- 
Harry: A mi todo me queda bien-su ego de nuevo.. rió- he traído unas esponjas y una pastilla de jabón para lavarnos un poco, allí queda un poco de agua, la podemos utilizar, para beber buscaremos otra. 
Tú: Genial. ¿te lavas tú primero? 
Harry: Las damas primero-dijo como un hombre refinado- 
Tú: Oh, gracias, señorito Styles. 

Me levanté y junto con unas mantas hice una especie de cortina con ayuda de Harry. Cogí un barreño que había un poco abandonado y eché un poco de agua, y empecé a lavarme. 
Me lavé el pelo y me lo recogí en una trenza, me vestí y el vestido me quedaba de punta en blanco. Me puse unos zapatos planos, perfectos para correr si surge el momento. 

Tú: Tu turno Harry.-salí dejando ver como me quedaba la ropa- 
Harry: Estás... preciosa, ___(tn)-me miró de arriba abajo- como siempre...

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 2: Back for you.

Tú: Habla-dije acercándome de nuevo a él, sentándome delante suyo, a modo indio- 
Harry: ¿Recuerdas que te hablé de mi bisabuelo?-asentí recordando- era nazi, no un nazi cualquiera, a su ya avanzada edad, se convirtió en la mano derecha de Adolf, nunca asesinó a nadie, justo lo contrario, se enamoró de mi bisabuela, una mujer judía, cuando se convirtió en la mano derecha de Hitler, ya estaba casado y ya había traído a mi abuelo al mundo, mi abuelo conoció a muchísima gente, una buena, otra mala. 
Conoció al bisabuelo del que ahora es un importante soldado del ejercito, mi abuelo conoció a su abuelo y mi padre a su padre, y yo a él. Somos bastante amigos, él podría sacarnos de aquí, es buena persona, muy buena, la última vez que contacté con él, me contó que sacó de Alemania hacia España a unos 50 judíos, en España también hay una dictadura, pero es mucho más leve, allí no haces nada, no te harán nada. 
Tú: Entiendo... y ¿cómo se llama ese importante soldado?-pregunté curiosa- 
Harry: Horan, Niall Horan. 
Tú: Me suena muchísimo ese nombre...-dije pensativa- 
Harry: Porque conoces a Niall-aseguró- 
Tú: ¿No será Nialler? ¿nuestro Nialler?-sonreí al recordar al rubio con el que jugábamos a escondidas cuando eramos pequeños-
Harry: El mismo, nuestro pequeño duende-sonrió- 
Tú: ¡Oh, Dios!-di un pequeño bote de la emoción- ¿nos podrá sacar de aquí?- Harry asintió- ¿cuándo? ¿tardará mucho? 
Harry: Primero nos tenemos que reunir con él-dijo haciendo una pequeña mueca- siempre está por la estación de tren, y eso está lleno de nazis. 
Tú: ¿Cómo llegaremos hasta allí sin ser descubiertos?-pregunté temerosa- 
Harry: Primero, hay que deshacernos de toda nuestra ropa que tenga la estrella judía bordada-pensó- así nos arriesgamos menos a ser descubiertos, y no llevar el brazalete. 
Tú: ¿Y con que ropa iremos hasta allí Styles?-dije a modo de regañina- 
Harry: Déjame pensar, Belló, no te estreses-quedó un rato en silencio absoluto nuestro pequeño escondite- creo... que escuché decir a mi madre que guardaba algo de ropa escondida sin bordar, mía, y de mi hermana Gemma-hizo una mueca al pensar en ellos- creo que te valdrá su ropa. 
Tú: ¿Y cómo llegaremos hasta tu casa? tenemos que salir de aquí sin hacer el menor ruido, o se alertaran y adiós plan. 
Harry: Lo sé, lo sé, lo mejor será que baje yo, sé donde se esconde todo, y si me pillan a mi, al menos tú seguirás viva-me acarició la mejilla con sus nudillos-
Tú: Ni hablar-dije con lágrimas en los ojos- ¿qué haré sin ti? ¡Dios santo!, vamos los dos, si nos matan, será a los dos. 
Harry: No digas tonterías-dijo secándome una lágrima que se me escapó- iré yo, no me pasará nada, te lo prometo, volveré por ti. 

lunes, 8 de julio de 2013

Capítulo 1: ''No sé que haría sin ti''

Y allí estaba yo, escondida de toda persona que estuviera de parte de Adolf Hitler, persona que mandó matar a mi familia, junto a tantas familias judías, cada vez que recuerdo esa escena, mi cuerpo tiembla y mis ojos empiezan a humedecerse, fue hace una semana, dormía plácidamente, en mi habitación, junto a mi hermana pequeña, cuando unos fuertes brazos me despiertan de mala manera, y me encuentro con tres hombres de uniforme, apuntando a toda mi familia, les torturaron hasta la muerte, delante de mí, de mis propios ojos, vi morir a mi hermana de tan solo cinco años desangrada, poco a poco le iban cortando los dedos, disfrutando de esa tortura, los nazis reían como locos y me obligaban a seguir mirando con un arma apuntándome en la sien. 
Yo era la siguiente, después de la mayor tortura jamás vista, me tocaba a mí. Escapé. Mientras estaban distraídos con Dios sabe qué, escapé, me escondí en la buhardilla  escondite de Harry y mío, mi mejor amigo, mi amor desde hace años, quien ahora estaba dormido a mi lado, seguíamos allí, en la buhardilla, desde hace tres días, sin apenas comida, ni agua, nadie se atrevía a salir de allí, sabíamos que corríamos peligro de que nada más salir, nos atrapasen y nos llevasen a un campo de concentración. 

No podía dejar de mirarle, Harry, él era el único que lograba sacarme una sonrisa, quien lograba mantenerme en pie y seguir adelante día tras día, yo, con apenas 17 años, si no fuera con él, ya estaría muerta, o algo mucho peor... 

Nunca he tenido el suficiente valor para decirle a Harry que le amo, que estoy enamorada de su sonrisa, de sus ojos, de sus hoyuelos, de sus grandes manos, de su perfecto cuerpo, que aunque no se lo haya visto, sé que es perfecto, de su diferencia, él no es un machista, él no es como los hombres de hoy en día, no me trata como si fuera inferior a él, sino qué, todo lo contrario, me trata como si fuera alguien superior a él, como una clase de Diosa, y esa es una de las tantas cosas por las que me enamoré de él. 

Harry: ¿Qué te pasa, pequeña?-decía mientras se frotaba los ojos y se levantaba lentamente- 
Tú: Nada, tan solo...-suspiré- pensaba. 
Harry: En mí-rió- 
Tú: ¡No!-mentí- que ego más grande tienes-reí- 
Harry: No solo eso lo tengo grande-me miró con una sonrisa pervertida- 
Tú: Oh, por Dios Hazza-reí- eres increíble. 
Harry: Lo sé-dijo con su gran ego- ¿tienes hambre?-en ese ocasionado momento, mi estómago dio un gran rugido- 
Tú: Creo que sí...-dije mientras me frotaba el estómago- 
Harry: Veré que queda en las cajas...-dijo mientras se levantaba y se dirigía a una de las pequeñas cajas que había a nuestro al rededor- ¡mira!, queda una lata de judías-rió- que irónico. 
Tú: Es increíble que hasta en estos momentos tengas sentido del humor-dije con una sonrisa- 
Harry: Sin mi sentido del humor, ¿qué haríamos?-dijo sentándose frente a mi y abriendo la lata- 
Tú: Creo que yo, moriría de pena-dije mirando hacia la lata- si no me hubieran matado ya...-lo último lo dije en un susurro- 
Harry: Eso no pasará jamás-dijo cogiéndome de las manos- jamás dejaré que alguien te haga daño-me apretó más fuerte- te prometí que te sacaría de este infierno, y así lo haré, prometo salvarte. Y ahora, come-dijo acercándome una judía- 
Tú: No sé que haría sin ti...-dije acercándome para abrazarle- 
Harry: Ni yo sin ti...-me abrazó aun más fuerte- ahora, come. 

Comimos la mitad de la lata cada uno, me sentí llena, dado a lo poco que comemos, se me ha cerrado el estómago. 
Me agobiaba tanto allí dentro, quería salir, salir de Alemania, miré escondida por un muro por la ventana, y vi que estaba lleno de soldados nazis atrapando a inocentes familias judías, me alejé lentamente de la ventana. 

Harry: Creo... creo que tengo un plan para escapar. 

Sinopsis.

1942. Alemania. Época nazi. ______(tn) Belló, de raíces judías, se ve enamorada de su vecino, Harry Styles, también judío. 
Después de la muerte de los padres de ____(tn) Belló se ve obligada a intentar escapar del país para evitar que los nazis la atrapen y hagan con ella quien sabe qué. 
Harry, su mejor amigo desde que tiene sentido común, se une con ella para escapar, ya que, como a ella, los soldados nazis mataron a su familia delante de sus propios ojos. 
Harry no es del todo judío, su bisabuelo era alemán, por eso sus ojos verdes esmeralda y su tez pálida. 
_____(tn), por lo contrario, es morena, con los ojos completamente oscuros, negros, tanto, que casi no se le diferencia el iris, su tez es algo más morena, tiene unos labios gruesos, que piden ser besados, una cara de niña inocente y a la misma vez de mujer segura de si misma, es delgada, con curvas, unas curvas de infarto, con las que Harry sueña cada noche antes de dormir, porque, aunque nunca se haya declarado, está completa, loca, y absolutamente enamorado de ella desde que se conocieron en el portal de aquel edificio antiguo, en el que ahora, se esconden del ejercito nazi.