Harry: ¿Cuándo he roto una promesa?-dijo sonriente-
Se levantó y abrió lentamente el pequeño agujero tapado con unas maderas en el suelo, bajó lentamente, dejándome ver de él su cabello rizado.
Volví a tapar levemente el agujero, cuando fuera Harry llamaría tres veces haciéndome saber que es él.
Pasaron cinco minutos, el corazón latía levemente rápido, intentaba convencerme a mi misma de que no pasaba nada, de que todo andaba bien, pero soy algo, bastante hipocondríaca, y empiezo a imaginar cosas que no son.
Diez minutos, y aún no ha llegado, mis latidos aumentan. Quince minutos, y escuché un golpe, dos golpes, vamos, da uno más, me dirigí hacia el agujero tapado. Tercer golpe.
Sí, al fin. Abrí a toda prisa y allí estaba él con una sonrisa esplendida y una gran maleta de cuero algo hinchada, supongo que por la ropa.
Entró a toda prisa y cerramos el agujero a una velocidad de la luz.
Harry: ¿Ves?-sonrió y me besó la frente- todo saldrá bien.
Tú: Por poco me da un infarto-aseguré- tardaste mucho.
Harry: Tranquila-me abrazó- jamás te dejaré sola.
Tú: Bueno, enséñame esa ropa-dije algo más animada.
Harry: Aquí está-empezó ha abrir la maleta y saco varias prendas de ropa- este es para ti.
Sacó un vestido hasta un poco más abajo de las rodillas floreado, negro, y el cuello junto las mangas con un dobladillo blanco, era de manga corta, veraniego, ya que hacia un calor horrible, raro para Alemania.
Tú: Es precioso...-aseguré- y lo mejor es que no hay ningún tipo de marca-sonreí- ¿y para ti?
Harry: Esto-sonrió y sacó una camisa blanca de manga larga, junto a unos pantalones marrones con unos tirantes rojizos y una chaqueta a juego con el pantalón-
Tú: Seguro que te queda genial-aseguré y reí-
Harry: A mi todo me queda bien-su ego de nuevo.. rió- he traído unas esponjas y una pastilla de jabón para lavarnos un poco, allí queda un poco de agua, la podemos utilizar, para beber buscaremos otra.
Tú: Genial. ¿te lavas tú primero?
Harry: Las damas primero-dijo como un hombre refinado-
Tú: Oh, gracias, señorito Styles.
Me levanté y junto con unas mantas hice una especie de cortina con ayuda de Harry. Cogí un barreño que había un poco abandonado y eché un poco de agua, y empecé a lavarme.
Me lavé el pelo y me lo recogí en una trenza, me vestí y el vestido me quedaba de punta en blanco. Me puse unos zapatos planos, perfectos para correr si surge el momento.
Tú: Tu turno Harry.-salí dejando ver como me quedaba la ropa-
Harry: Estás... preciosa, ___(tn)-me miró de arriba abajo- como siempre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario