martes, 1 de julio de 2014
Capítulo 16:Everything will go out well.
Observaba el paisaje por la única y diminuta ventanita, la cual estaba con rejas. Harry seguía trabajando en el agujero. Y yo, perdía las esperanzas, las esperanzas de poder sobrevivir, escapar de este país, salir de toda esta mierda. Cerré los ojos unos instantes, sintiendo en mi húmeda cara el aire que se colaba por las rejas. Aire fresco y limpio.
Harry: ¡Ya está!-gritó eufórico- ¡ya está!-repitió de la misma manera-
Me giré sobre mis talones y le vi de pie, apoyado en el gran hierro con una esplendida sonrisa. Bajé mi mirada hasta el suelo, y vi un enorme y gigante agujero, por allí entraría cualquier persona. Genial. Una lágrima de emoción se escurrió por mi ojo. Sonreí de alegría y me lancé a sus brazos, sus fuertes brazos me atraparon enseguida dándome calidez. Estaba empapado de sudor y olía a rayos. Pero me daba igual. Dioses. Era Harry. Apreté aún más el abrazo y reí como una niña pequeña.
Aniela: ¿Qué pasa?-escuché la risueña y adormilada voz de la pequeña-
Deshice lentamente el abrazo de Harry, pero éste aún me agarraba por los hombros, y dirigí la mirada hacia Ani. La pequeña estaba incorporada en el montón de paja, mientras se rascaba suavemente un ojo y bostezaba a la par.
Tú: Nada mi amor-dije con un timbre de voz más dulce de lo normal- todo va genial.
Aniela: Tengo hambre-dijo a la par que se frotaba el estómago-
Sonreí y di un corto beso a Harry a modo de ''despedida'' y me dirigí hacia una de las grandes maletas donde teníamos la comida, la cual se encontraba bajo el montón de paja. Quité algo de paja de la superficie, la suficiente para poder abrir la maleta. Abrí esta y un sin fin de bocadillos, botellas de agua y demás se tendieron ante mis ojos. Cogí el primer bocadillo que vi y una botellita de agua.
Tú: Harry, ¿tienes hambre?-pregunté antes de cerrar la maleta-
Harry: Muero de hambre-dijo alargando la última palabra-
Y eso fue lo que hice, cogí dos bocadillos más, y otras dos botellitas, y las repartí. Nos sentamos sobre el montón de paja y comimos en silencio. Lo único que se escuchaban era las ruedas del tren sobre las vías ir a toda velocidad. Cuando de repente, ese sonido para y el movimiento del tren cesa. Nos miramos nerviosos Harry y yo, dejamos de comer y escondimos los bocadillos debajo del montón de paja. Los latidos de mi corazón se aceleraron considerablemente, y casi no era consciente de lo que debía hacer y lo que no, cogí una gran manta gruesa para tapar el agujero y lo eché encima. Harry, cogió a Aniela en brazos.
Harry: Ani-comenzó ha hablar tranquilo para que Ani no notase la situación- agárrate lo más fuerte que puedas a mi.
Ani tan sólo asintió con la cabeza e hizo caso.
Harry: ____(tn), ves bajando y agárrate fuerte-dijo con un raro tembleque en su voz- por favor, ten cuidado ángel.
Asentí y aparte un poco la manta, apoyé los pies en las vías y me agaché, los bajos del tren eran polvorientos, llenos de telarañas, aceite y mucha grasa. Me agarré al tubo más grueso que vi, de piernas y brazos, como si de un mono me tratara, a los segundos, vi las piernas de Harry, y éste se puso de cuclillas para tapar el agujero con la manta, e imitó mis actos, se agarró, pero dejó un espacio mucho mayor entre el tubo y su cuerpo, pues en su pecho estaba agarrada Ani, la cual temblaba sutilmente.
Mi respiración aumento cuando el gran portón de nuestro vagón se abrió y unas risas delatadoras se escucharon. Las risas cesaron y de nuevo, el portón se cerró. Los latidos de mi corazón poco a poco volvieron a la normalidad, y mi respiración disminuyó considerablemente. Harry se bajó del tubo y volvió a entrar al vagón con Ani en brazos.
Harry: Vamos, ángel-dijo asomando su cabeza por el gran agujero-
Me bajé del tubo y subí al vagón, aún con el temblor en el cuerpo.
Harry: Todo ha salido bien-dijo abrazándonos a mi y a Ani- y todo saldrá bien.
Tú: Eso espero, Hazza-dije sincera- eso espero.
jueves, 26 de junio de 2014
Capítulo 15: I love you.
Rebuscaba entre los montones de paja en busca de un agujero, una trampilla o sitio suficiente para escondernos los tres de los soldados, crueles y despechados soldados. Aniela se había quedado dormida haría una hora, tanta buscar la había dejado agotada, Harry la acostó en el montón de paja y la arropó con su larga chaqueta negra.
Harry: ¡____(tn)!-gritó en un susurro- ven, acércate.
Dejé lo que estaba haciendo y en dos grandes zancadas me acerqué a él. Se encontraba de cuclillas en frente de un pequeño agujero, por él cabía a duras penas el pequeño cuerpo de Aniela.
Harry: Podemos colarnos por aquí y agarrarnos a los tubos del tren-dijo con un brillo en sus ojos- cada vez que entren los soldados ha hacer la revisión.
Tú: Por ahí a duras penas cabe Ani-dije en un susurro, insegura-
Harry: Lo sé, lo sé-suspiró- pero lo puedo hacer algo más grande.
Suspiré sin responder y miré fijamente hacia el agujero. Seria difícil y muy duro agrandarlo. Pero merecería la pena, eso estaba claro. Me senté a la izquierda del agujero observando a Harry, su sudor goteaba de su frente y su espalda estaba empapada, su camisa blanca chorreaba, machacaba su labio inferior con sus dientes, mordisqueaba con fuerza éste, estaba concentrado en el agujero, le daba puñetazos y ponía toda la fuerza posible en éste. Me levanté y caminé dando vueltas por el vagón. Rodeé el pequeño lugar de los animales mirando hacia mis pies, una barra de acero puro choca contra mi dedo meñique haciendo que me retorciera de dolor, ¡Dioses!, prefiero el dolor menstrual. Me agaché y masajeé con cuidado la zona afectada, cuando ya estaba algo más aliviada, agarré la barra, pesaba un quintal, puse todas mis fuerzas y conseguí arrastrarla hasta Harry. Este, al verme, corrió hacia mi y agarró en un rápido movimiento -y sin costarle nada- la barra de acero.
Tú: Es una ayuda para abrir el agujero-dije entre suspiros-
Harry: Sí-inhaló aire- tienes razón.
Harry volvió de nuevo al trabajo. Se mataba por nosotras, por nuestra seguridad. Caminé hacia Ani, que aún se encontraba dormida, y me senté a su lado sin dejar de observar a Harry. Daba fuertes golpes con la barra en el suelo de madera, el cual estaba bastante desgastado, había conseguido romper más de la mitad, las astillas saltaban bastante altas y éste entrecerraba los ojos y fruncía el ceño. Por un momento dejó de hacerlo y apoyó la barra a su lado, y éste apoyó el brazo, mirándome fijamente, en su cara, poco a poco se fue dibujando una sonrisa coqueta, dejó caer la barra a su lado, sin miramiento alguno y en cuatro lentos pasos, se puso de cuclillas delante de mi, a centímetros de mi cara y apoyó su frente sudada contra la mía, sus ojos verdes centelleantes estaban fijos en los míos. Y su nariz jugueteaba con la mía, su gran y firme mano, acariciaba con delicadeza mi cuello. Una sonrisa se escapó de entre sus labios. Y en un abrir y cerrar de ojos, posó sus finos labios en los míos, moviendolos con delicadeza, abriendo y cerrando despacio éstos, mientras su lengua acariciaba de manera que mi cuerpo recibiera corrientes eléctricas.
Harry: Tú me das las fuerzas para seguir, ángel-dijo separándose milímetros de mis labios, jadeante-
Tú: Te amo, Hazza-susurré-
martes, 22 de abril de 2014
Capítulo 14: Everything will go out well.
Sentí unas pequeñas manos acariciándome la cara. Poco a poco fui abriendo los ojos encontrandome así con las pequeñas facciones de Aniela. Sus largas pestañas bailoteaban con rapidez.
Aniela: Despierta-dijo mientras saltaba en la cama- tenemos que coger un tren.
Tú: ¿Un tren?-dije aun con la voz adormilada-
Aniela: Para ir a Francia-dijo bajando ya de la cama y saliendo de la habitación a toda prisa-
Me levanté con pereza y me dirigí hacia el baño para de nuevo ponerme el vestido. Me adentré en el aseo y me lavé la cara en un intento de despejarme un poco. Me sequé ésta con una suave toalla y me comencé a vestir. Ya vestida, me cepillé el pelo y me lo dejé suelto. Me calcé y bajé hacia la cocina con ganas de desayunar algo rápido.
Escuché unas voces provenientes del salón, me escondí al lado del marco de la puerta y escuché. Hablaban Harry y Niall tranquilamente.
Harry: ¿Llegaremos a salvo?-en su voz se notaba un visible temblor y miedo-
Niall: Harry-dijo el rubio en un susurro pesado- te seré claro-hizo una pequeña pausa y tomó un poco de aire- el tren tiene vagones de ganadería. Tendréis que estar allí escondidos durante todo el viaje, dura tres días, os daremos comida, agua y ropa-calló durante unos instantes y de nuevo tomó aire- reza para que ningún soldado neonazi revise el tren en alguna estación. Están por todos lados. Louis estará en la estación esperándoos.
Cogí una buena bocanada de aire. El viaje seria duro, y temeroso. El corazón me comenzó a latir con fuerza, sentía miedo, demasiado miedo. Me asomé por el marco de la puerta y rápidamente la mirada verde de Harry se posó en mi. Noté como el tono de mi piel se bajaba y se tornaba blanco, Harry me miró espantado y a paso acelerado se dirigió hacia mi. Me abrazó fuertemente y yo me dejé caer entre sus brazos. Me sentía segura. Con él todo era posible. Sentí sus labios en la coronilla de mi cabeza. Dejó sus labios pegados allí durante unos segundos y al separarse, cogió mi barbilla con delicadeza y me levantó la cabeza dejando que me mirara así a los ojos.
Harry: Todo saldrá bien, ángel-dijo en un pequeño y dulce susurro- te lo prometo.
No pude responder, sabía que si lo hacia rompería en llanto. Sentí como su cabeza se acercaba a la mía hasta estar a milímetros de mi cara. Sin poder esperar, acorté la distancia que había entre nosotros y con delicadeza besé sus finos y rosados labios. Harry me tomó de la cintura y me rodeó con sus fuertes brazos. Cerré los ojos dejándome embriagar por sus besos, su tacto y su olor. Seria difícil, pero lograríamos llegar a España y ser felices.
Harry: Vamos a desayunar-dijo a la par que me agarraba de la mano con delicadeza y tiraba de mi camino a la cocina-
Nos sentamos en la mesa y observaba como desayunaba Aniela con rapidez, estaba emocionada por su nueva vida, en su cara había una amplia sonrisa. La protegería con mi vida si hacia falta. Desvié mi mirada hacia Bego, la cual preparaba con una sonrisa el desayuno y de vez en cuando le hacia algún que otro cariño a Niall, el cual los recibía encantado. Bego nos sirvió el desayuno y con una sonrisa agradecida, comencé a comer. Estaba distraída con el piar de los pájaros y observaba el precioso paisaje por la ventana mientras terminaba mi desayuno.
Bego: ____(tn)-dijo Bego intentando llamar mi atención- he preparado ya todas las maletas, lleváis ropa y suficiente comida y bebida como para unos cuantos días.
Tú: Muchas gracias, Bego-dije con una tierna sonrisa, pues si no fuera por Niall y Bego ahora mismo seguiríamos en ese infierno-
Niall: Prepararos-dijo el rubio entrando en la cocina- nos marchamos en media hora.
Asentí con la cabeza. Rápido terminé de desayunar y ayudé a Bego a recogerlo todo. Acompañé a Aniela a terminar de peinarse y como siempre le hice una larga trenza con su melena morena.
La media hora pasó rápido y ahora íbamos de camino a la estación de tren, en coche, no sin antes despedirnos de Bego, pues ella se había quedado en casa. Esa mujer era encantadora. Harry iba en la parte de delante con Niall y yo me encontraba en la parte de atrás con Aniela, la pequeña apoyó su cabeza en mis piernas y yo comencé a acariciar los cortos mechones de pelo que se escapaban de su recogido. Es un ángel. Niall aparcó justo al lado de las vías del tren. El tren ya estaba ahí. Y como había escuchado, tenía vagones para ganadería. Desde fuera se escuchaban vacas y cerdos. Niall se acercó rápido a uno de los vagones y lo abrió, salimos a toda prisa del coche. Harry tomó todas las maletas y se metió dentro del vagón junto con éstas, ayudó a subir primero a Ani y luego a mi. Al entrar un hedor a esterquiol taponó mis fosas nasales. Era repugnante. Harry se quedó de cuclillas unos minutos más recibiendo información que le daba Niall. El suelo estaba completamente lleno de paja y al fondo del gran vagón habían cuatro vacas enormes y tres grandes cerdos. No me acerqué por miedo a que los grandes animales hicieran algo. Sentí una pequeña mano atrapar la mía, bajé la mirada y me encontré con la pequeña Aniela sonriendo. Su sonrisa me daba las fuerzas que necesitaba.
Aniela: No está tan mal-dijo observando el vagón por todos los rincones- el olor es desagradable, pero mi nariz se acostumbra-dijo acompañando la frase con una tierna sonrisa-
Tú: Tienes razón-dije poniéndome a su altura- en menos que canta un gallo estaremos en una casa enorme, con un perrito e irás a la escuela- dije contagiándome de su bonita sonrisa-
Aniela: ¿Iré a la escuela?-dijo en un tono de sorpresa- nunca había ido.
Tú: Pues irás, pequeña-dije tranquila, y nada más terminar la frase, la abracé fuertemente-
Una niña tan preciosa tanto por fuera como por dentro, merece ir a la escuela, y estudiar lo que quiera, pero claro, aquí en Alemania por ser judía, ya no tienes derechos ni tan solo en sentarte en un banco.
Harry: Vamos a desayunar-dijo a la par que me agarraba de la mano con delicadeza y tiraba de mi camino a la cocina-
Nos sentamos en la mesa y observaba como desayunaba Aniela con rapidez, estaba emocionada por su nueva vida, en su cara había una amplia sonrisa. La protegería con mi vida si hacia falta. Desvié mi mirada hacia Bego, la cual preparaba con una sonrisa el desayuno y de vez en cuando le hacia algún que otro cariño a Niall, el cual los recibía encantado. Bego nos sirvió el desayuno y con una sonrisa agradecida, comencé a comer. Estaba distraída con el piar de los pájaros y observaba el precioso paisaje por la ventana mientras terminaba mi desayuno.
Bego: ____(tn)-dijo Bego intentando llamar mi atención- he preparado ya todas las maletas, lleváis ropa y suficiente comida y bebida como para unos cuantos días.
Tú: Muchas gracias, Bego-dije con una tierna sonrisa, pues si no fuera por Niall y Bego ahora mismo seguiríamos en ese infierno-
Niall: Prepararos-dijo el rubio entrando en la cocina- nos marchamos en media hora.
Asentí con la cabeza. Rápido terminé de desayunar y ayudé a Bego a recogerlo todo. Acompañé a Aniela a terminar de peinarse y como siempre le hice una larga trenza con su melena morena.
La media hora pasó rápido y ahora íbamos de camino a la estación de tren, en coche, no sin antes despedirnos de Bego, pues ella se había quedado en casa. Esa mujer era encantadora. Harry iba en la parte de delante con Niall y yo me encontraba en la parte de atrás con Aniela, la pequeña apoyó su cabeza en mis piernas y yo comencé a acariciar los cortos mechones de pelo que se escapaban de su recogido. Es un ángel. Niall aparcó justo al lado de las vías del tren. El tren ya estaba ahí. Y como había escuchado, tenía vagones para ganadería. Desde fuera se escuchaban vacas y cerdos. Niall se acercó rápido a uno de los vagones y lo abrió, salimos a toda prisa del coche. Harry tomó todas las maletas y se metió dentro del vagón junto con éstas, ayudó a subir primero a Ani y luego a mi. Al entrar un hedor a esterquiol taponó mis fosas nasales. Era repugnante. Harry se quedó de cuclillas unos minutos más recibiendo información que le daba Niall. El suelo estaba completamente lleno de paja y al fondo del gran vagón habían cuatro vacas enormes y tres grandes cerdos. No me acerqué por miedo a que los grandes animales hicieran algo. Sentí una pequeña mano atrapar la mía, bajé la mirada y me encontré con la pequeña Aniela sonriendo. Su sonrisa me daba las fuerzas que necesitaba.
Aniela: No está tan mal-dijo observando el vagón por todos los rincones- el olor es desagradable, pero mi nariz se acostumbra-dijo acompañando la frase con una tierna sonrisa-
Tú: Tienes razón-dije poniéndome a su altura- en menos que canta un gallo estaremos en una casa enorme, con un perrito e irás a la escuela- dije contagiándome de su bonita sonrisa-
Aniela: ¿Iré a la escuela?-dijo en un tono de sorpresa- nunca había ido.
Tú: Pues irás, pequeña-dije tranquila, y nada más terminar la frase, la abracé fuertemente-
Una niña tan preciosa tanto por fuera como por dentro, merece ir a la escuela, y estudiar lo que quiera, pero claro, aquí en Alemania por ser judía, ya no tienes derechos ni tan solo en sentarte en un banco.
Creían en una raza ''pura'', la raza Aria. Yo me pregunto ¿eso es una raza? yo, no creo en las razas, no hay judíos, ni cristianos, ni musulmanes, tan solo, hay personas. Y es tan cruel que quieran exterminar a personas por ser de otra religión, es tan cruel que humillen y asesinen de tal manera, es tan... tan inhumano. Soy judía y estoy orgullosa de ser lo que soy.
A mis espaldas sentí un fuerte golpe, dejé de abrazar a Aniela y miré. Harry había cerrado la puerta del vagón. El muchacho ojiverde estaba recogiendo algo de paja, la más limpia, y la acomodaba en un rincón para poder sentarnos, dejó las maletas a un lado y las tapó con más paja. Cuando ya había acabado de recoger algo de paja se dirigió hacia nosotras y cogió a Aniela en brazos. La miró con una sonrisa y besó su frente. Era... increíble. Ver a dos personas tan increíbles juntas, es sublime.
Harry: El tren partirá en cinco minutos-comenzó a hablar- de vez en cuando en cada estación revisan los vagones, nos tendremos que esconder de alguna manera-al terminar la frase, bajó a Aniela al suelo y inspeccionó con la mirada el vagón, esperando encontrar la inspiración para construir un escondite- la próxima parada está a diez horas-dijo sin dejar de inspeccionar- tenemos tiempo.
A mis espaldas sentí un fuerte golpe, dejé de abrazar a Aniela y miré. Harry había cerrado la puerta del vagón. El muchacho ojiverde estaba recogiendo algo de paja, la más limpia, y la acomodaba en un rincón para poder sentarnos, dejó las maletas a un lado y las tapó con más paja. Cuando ya había acabado de recoger algo de paja se dirigió hacia nosotras y cogió a Aniela en brazos. La miró con una sonrisa y besó su frente. Era... increíble. Ver a dos personas tan increíbles juntas, es sublime.
Harry: El tren partirá en cinco minutos-comenzó a hablar- de vez en cuando en cada estación revisan los vagones, nos tendremos que esconder de alguna manera-al terminar la frase, bajó a Aniela al suelo y inspeccionó con la mirada el vagón, esperando encontrar la inspiración para construir un escondite- la próxima parada está a diez horas-dijo sin dejar de inspeccionar- tenemos tiempo.
miércoles, 26 de marzo de 2014
Capítulo 13: Adore you.
La noche se hizo presente rápidamente y todos charlábamos animadamente en el salón, menos Ani, porque Harry la subió a la cama ya que había caído rendida.
Niall: Nosotros nos iremos a dormir-dijo levantándose de el cómodo sofá-
Bego: Así es-cogió la mano de Niall y se despidieron, no sin antes guiñarme un ojo con una sonrisa y que yo la respondiese con un guiñito-
Y desaparecieron escaleras arriba. Harry me miraba atento, con una sonrisa en la cara y casi sin pestañear.
Harry: ¿Y qué quieres hacer?-dijo mientras se mordía su labio inferior-
Clavé mis oscuros ojos en sus labios quedándome colgada de sus movimientos, a mi mente llegó la imagen de aquel beso en el coche, oh, Dios, muero por volver a besarle, pero esta vez sin estar cubierta de porquería.
Harry: ¿____(tn)?-susurró acariciándome una de mis mejillas- ¿estás bien?
Tú: Oh, claro-dije mientras negaba un par de veces con la cabeza, intentando salir de mi trance-
Harry: Decía que qué quieres hacer-dijo aún sin apartar su mano de mi mejilla, regalándome suaves y dulces caricias-
Tú: Quería... quería...-dije intentando hacer una pequeña declaración, como dijo Ani, pero mis nervios me hicieron fallar y tartamudee. Estaba algo decidida, debía decírselo- Harry, estoy...-suspiré con rabia, no sabía como decirlo, pues parecía que me estaba riendo de él-
Harry: ¿Estás...?-dijo incitándome a terminar la frase, con su torcida sonrisa y con su mano recorriendo mi cuello, regalándome pequeños escalofríos e inaguantables pequeños suspiros-
Tú: Enamorada de ti.-dije al fin, lo más rápido posible. Cerré los ojos y escuché un suave suspiro de Harry, abrí los ojos esperándome una mueca de negación o de confusión, pero por el contrario, me encontré con su sonrisa a centímetros de sus labios y sus ojos entreabiertos, fijos en mis labios-
Harry: Yo llevo enamorado de ti, desde que manché tu vestido, ángel-dijo en un susurro casi inaudible, para luego, sin dejarme responder, besara suave y lentamente mis labios-
Me sentí en el séptimo cielo, pues sus labios son tiernos y suaves, había imaginado varias veces como seria besar sus finos y rosados labios, pero mis sueños se quedaban sumamente cortos para la realidad, sus labios eran como sus caricias, suaves, llenas de cariño y amor, sus besos eran húmedos y cálidos. Rodeé su nuca con mis dos brazos y me dejé caer en el sofá con él encima mío, sentía su acelerada respiración y su pecho como subía y bajaba, una de sus manos viajó hasta mi cadera y otra siguió recorriendo los rincones de mi cuello. Rozó la entrada de mi boca con su lengua, intentando probar mi cavidad bucal, entreabrí nerviosa los labios, y su lengua comenzó a recorrer cada rincón de mi boca sin acelerar el beso, lento y delicado, mi corazón latía con la fuerza de un elefante, cada latido era un paso de éste.
Se separó unos milímetros de mis labios dejando su sabor en mi boca, aun estaba sobre mi, y esa sensación, me encantaba.
Harry: Te adoro, ángel.-dijo mientras juntaba su nariz con la mía y empezaba a jugar con ambas-
Me quedé sin aliento, no podía articular palabra, mi cuerpo temblaba como si de gelatina estuviera hecho, y lo único que podía hacer era sonreír, me comportaba como una estúpida, pues en esos momentos es lo que soy, una estúpida enamorada.
Harry: Será mejor que vayamos a dormir, mañana por la mañana pronto emprendemos el camino hacia Francia-dijo levantando se encima de mi, y tendiéndome la mano para incorporarme-
Tú: ¿A Francia?-dije dubitativa-
Harry: Así es-dijo cogiendo mi mano para dirigirse a nuestra habitación- pasaremos allí unos días con un amigo de Niall llamado Louis y luego viajaremos a España, Louis tiene contactos en España, conseguiremos trabajo, casa y por fin, seremos felices los tres juntos-dijo mientras subía las escaleras, con mi mano sujeta y una sonrisa en su cara-
Tú: Harry-dije mientras paraba en seco, en medio de las escaleras- prométeme que todo saldrá bien.-dije en un susurro. No quería volver a pasarlo mal, no quería perder a Harry ni a Ani, quería ser feliz, por fin-
Harry se acercó a mi cara y quedó a milímetros de ésta, rodeó con sus fuertes brazos mi cintura y se acercó lo máximo posible a mi cuerpo.
Harry: Prometí salvarte, ángel-dijo mientras colocaba un mechón de pelo que cayó de detrás de mi oreja- y prometo que seremos todos felices, juntos.-y después de sonreír, volvió a besarme haciendo que de nuevo mi cuerpo temblase-
Llegamos a la habitación y entramos sin hacer el menos ruido posible, pues allí se encontraba Ani completamente dormida, en la cama había un camisón de tirantes y bastante corto, me quedé mirándolo por unos segundos hasta que Harry se fijó en mi cara y se tragó una gran carcajada.
Tú: ¿Me tengo que poner esto?-dije notando como la sangre se acumulaba en mis mejillas-
Harry: Así es-dijo mientras se mordía su labio inferior con suavidad y lo soltaba lentamente- o sino, desnuda, como prefieras.
Tú: ¿Desde cuando eres tan pervertido?-dije asombrada, pues no recordaba a Harry tan... así, aun que por una parte, me gustaba-
Harry: Desde que te lo puedo decir-dijo mientras encogía los hombros con una cara de niño pequeño-
Tú: Mejor iré al baño a cambiarme-dije con una leve risita-
Me dirigí al baño sin dejar a Harry responder y cerré con pestillo, miré durante unos segundos el camisón desplegado tendido sobre mis ojos, la verdad que era muy bonito, era blanco con pequeñas flores negras decorando sus bordes, con un fuerte suspiro me quité el vestido, los zapatos y las medias y las doblé dejándolas sobre la mesita de madera. Me coloqué el camisón y me quedaba genial, remarcaba mis curvas y tenía un escote que se podía usar de canasta, pero el cual, hacia resaltar mis pechos, el camisón era sumamente corto, me llegaba justo por debajo de mi trasero, tapaba lo justo y lo necesario. Me cepillé un poco el pelo y abrí la puerta. Pegué un pequeño bote, pues en la oscura noche divisé una sombra alta y fornida, estaba asustada, hasta que la luz resalto las facciones de esa sombra. Harry. Mi miraba desde poco más allá del umbral de la puerta con los brazos cruzados, en ropa interior y apoyado en la pared. Realmente esa imagen era muy excitante. Di un paso al frente no sin antes apagar la luz del baño y con ésto dejando que la oscuridad reine a nuestro alrededor.
Mi cuerpo temblaba y el corazón se me aceleraba. Di otro paso. Sentía la cálida respiración de Harry chocar contra mi frente.
Harry: Vamos a la cama, ángel-dijo en un suave y dulce susurro, con su voz más ronca de lo normal-
Sin dejarme responder, me agarró dulcemente de la muñeca y tiró de mi hacia la habitación. Al llegar allí, nos tumbamos en la cama a la par y Harry comenzó a regalarme pequeñas caricias por mi faz.
Rápido Morfeo me atrapó y caí en un dulce sueño. Después de una tortura que parecía infinita.
Harry: Buenas noches, ángel-dijo en un dulce susurro- te amo.
Y sin dejarme responder, me dio un suave beso y me abrazó, acurrucándose a mi lado.
Suspiré. Esto no podía ser real, tenía a Harry, al amor de mi vida, abrazado a mi cuerpo.
Niall: Nosotros nos iremos a dormir-dijo levantándose de el cómodo sofá-
Bego: Así es-cogió la mano de Niall y se despidieron, no sin antes guiñarme un ojo con una sonrisa y que yo la respondiese con un guiñito-
Y desaparecieron escaleras arriba. Harry me miraba atento, con una sonrisa en la cara y casi sin pestañear.
Harry: ¿Y qué quieres hacer?-dijo mientras se mordía su labio inferior-
Clavé mis oscuros ojos en sus labios quedándome colgada de sus movimientos, a mi mente llegó la imagen de aquel beso en el coche, oh, Dios, muero por volver a besarle, pero esta vez sin estar cubierta de porquería.
Harry: ¿____(tn)?-susurró acariciándome una de mis mejillas- ¿estás bien?
Tú: Oh, claro-dije mientras negaba un par de veces con la cabeza, intentando salir de mi trance-
Harry: Decía que qué quieres hacer-dijo aún sin apartar su mano de mi mejilla, regalándome suaves y dulces caricias-
Tú: Quería... quería...-dije intentando hacer una pequeña declaración, como dijo Ani, pero mis nervios me hicieron fallar y tartamudee. Estaba algo decidida, debía decírselo- Harry, estoy...-suspiré con rabia, no sabía como decirlo, pues parecía que me estaba riendo de él-
Harry: ¿Estás...?-dijo incitándome a terminar la frase, con su torcida sonrisa y con su mano recorriendo mi cuello, regalándome pequeños escalofríos e inaguantables pequeños suspiros-
Tú: Enamorada de ti.-dije al fin, lo más rápido posible. Cerré los ojos y escuché un suave suspiro de Harry, abrí los ojos esperándome una mueca de negación o de confusión, pero por el contrario, me encontré con su sonrisa a centímetros de sus labios y sus ojos entreabiertos, fijos en mis labios-
Harry: Yo llevo enamorado de ti, desde que manché tu vestido, ángel-dijo en un susurro casi inaudible, para luego, sin dejarme responder, besara suave y lentamente mis labios-
Me sentí en el séptimo cielo, pues sus labios son tiernos y suaves, había imaginado varias veces como seria besar sus finos y rosados labios, pero mis sueños se quedaban sumamente cortos para la realidad, sus labios eran como sus caricias, suaves, llenas de cariño y amor, sus besos eran húmedos y cálidos. Rodeé su nuca con mis dos brazos y me dejé caer en el sofá con él encima mío, sentía su acelerada respiración y su pecho como subía y bajaba, una de sus manos viajó hasta mi cadera y otra siguió recorriendo los rincones de mi cuello. Rozó la entrada de mi boca con su lengua, intentando probar mi cavidad bucal, entreabrí nerviosa los labios, y su lengua comenzó a recorrer cada rincón de mi boca sin acelerar el beso, lento y delicado, mi corazón latía con la fuerza de un elefante, cada latido era un paso de éste.
Se separó unos milímetros de mis labios dejando su sabor en mi boca, aun estaba sobre mi, y esa sensación, me encantaba.
Harry: Te adoro, ángel.-dijo mientras juntaba su nariz con la mía y empezaba a jugar con ambas-
Me quedé sin aliento, no podía articular palabra, mi cuerpo temblaba como si de gelatina estuviera hecho, y lo único que podía hacer era sonreír, me comportaba como una estúpida, pues en esos momentos es lo que soy, una estúpida enamorada.
Harry: Será mejor que vayamos a dormir, mañana por la mañana pronto emprendemos el camino hacia Francia-dijo levantando se encima de mi, y tendiéndome la mano para incorporarme-
Tú: ¿A Francia?-dije dubitativa-
Harry: Así es-dijo cogiendo mi mano para dirigirse a nuestra habitación- pasaremos allí unos días con un amigo de Niall llamado Louis y luego viajaremos a España, Louis tiene contactos en España, conseguiremos trabajo, casa y por fin, seremos felices los tres juntos-dijo mientras subía las escaleras, con mi mano sujeta y una sonrisa en su cara-
Tú: Harry-dije mientras paraba en seco, en medio de las escaleras- prométeme que todo saldrá bien.-dije en un susurro. No quería volver a pasarlo mal, no quería perder a Harry ni a Ani, quería ser feliz, por fin-
Harry se acercó a mi cara y quedó a milímetros de ésta, rodeó con sus fuertes brazos mi cintura y se acercó lo máximo posible a mi cuerpo.
Harry: Prometí salvarte, ángel-dijo mientras colocaba un mechón de pelo que cayó de detrás de mi oreja- y prometo que seremos todos felices, juntos.-y después de sonreír, volvió a besarme haciendo que de nuevo mi cuerpo temblase-
Llegamos a la habitación y entramos sin hacer el menos ruido posible, pues allí se encontraba Ani completamente dormida, en la cama había un camisón de tirantes y bastante corto, me quedé mirándolo por unos segundos hasta que Harry se fijó en mi cara y se tragó una gran carcajada.
Tú: ¿Me tengo que poner esto?-dije notando como la sangre se acumulaba en mis mejillas-
Harry: Así es-dijo mientras se mordía su labio inferior con suavidad y lo soltaba lentamente- o sino, desnuda, como prefieras.
Tú: ¿Desde cuando eres tan pervertido?-dije asombrada, pues no recordaba a Harry tan... así, aun que por una parte, me gustaba-
Harry: Desde que te lo puedo decir-dijo mientras encogía los hombros con una cara de niño pequeño-
Tú: Mejor iré al baño a cambiarme-dije con una leve risita-
Me dirigí al baño sin dejar a Harry responder y cerré con pestillo, miré durante unos segundos el camisón desplegado tendido sobre mis ojos, la verdad que era muy bonito, era blanco con pequeñas flores negras decorando sus bordes, con un fuerte suspiro me quité el vestido, los zapatos y las medias y las doblé dejándolas sobre la mesita de madera. Me coloqué el camisón y me quedaba genial, remarcaba mis curvas y tenía un escote que se podía usar de canasta, pero el cual, hacia resaltar mis pechos, el camisón era sumamente corto, me llegaba justo por debajo de mi trasero, tapaba lo justo y lo necesario. Me cepillé un poco el pelo y abrí la puerta. Pegué un pequeño bote, pues en la oscura noche divisé una sombra alta y fornida, estaba asustada, hasta que la luz resalto las facciones de esa sombra. Harry. Mi miraba desde poco más allá del umbral de la puerta con los brazos cruzados, en ropa interior y apoyado en la pared. Realmente esa imagen era muy excitante. Di un paso al frente no sin antes apagar la luz del baño y con ésto dejando que la oscuridad reine a nuestro alrededor.
Mi cuerpo temblaba y el corazón se me aceleraba. Di otro paso. Sentía la cálida respiración de Harry chocar contra mi frente.
Harry: Vamos a la cama, ángel-dijo en un suave y dulce susurro, con su voz más ronca de lo normal-
Sin dejarme responder, me agarró dulcemente de la muñeca y tiró de mi hacia la habitación. Al llegar allí, nos tumbamos en la cama a la par y Harry comenzó a regalarme pequeñas caricias por mi faz.
Rápido Morfeo me atrapó y caí en un dulce sueño. Después de una tortura que parecía infinita.
Harry: Buenas noches, ángel-dijo en un dulce susurro- te amo.
Y sin dejarme responder, me dio un suave beso y me abrazó, acurrucándose a mi lado.
Suspiré. Esto no podía ser real, tenía a Harry, al amor de mi vida, abrazado a mi cuerpo.
miércoles, 19 de febrero de 2014
Capítulo 12: To the end to except.
Escuchaba los lentos latidos del corazón de Harry y la pausada y tranquila respiración de Aniela, cerré mis ojos por unos segundos intentando borrar de mi mente lo ocurrido durante estos días.
Siento como Harry empieza a jugar con uno de mis mechones de pelo y eso me da seguridad y tranquilidad, cómo siempre cuando estoy con Harry.
Niall: Ya hemos llegado-dijo sacando las llaves del pequeño agujero del coche- dentro está mi esposa Bego-dijo mientras bajaba y nos abría la puerta-
Harry: No queremos ser una molestia-dijo saliendo del coche, con Aniela en brazos-
Niall: No lo sois-dijo ayudándome a salir- fue ella la que insistió en que os trajera aquí.
Sin decir una palabra más, nos dirigimos hacia la pequeña casa de madera de roble la cual estaba entre dos grandes pinos que hacían sombra, todo era verde, estaba completamente lleno de flores y en ese lugar se respiraba tranquilidad.
Me paré en seco y cerré los ojos para disfrutar de la tenue brisa que hacia bailar mi pelo, me tapé como pude la parte de arriba, ya que mi pecho estaba al descubierto.
Aniela: Vamos, ____(tn)-dijo tirándome del pantalón que pertenecía al uniforme- vas a coger frío.
La sonreí débilmente y me di la vuelta para encaminar el camino hacia la pequeña casa, con la niña agarrándome la mano, y por primera vez viéndola sonreír de verdad.
Entramos a la pequeña casa y había una chica de la edad más o menos de Niall y rondando por la casa a toda prisa. Era alta, de piel blanca, y su corta melena rizada era castaña, tenía unos grandes y expresivos ojos color miel y una sonrisa plasmada en la cara.
Bego: Oh, Dios-dijo acercándose a mi- que te han hecho cariño...-me miró con los ojos llenos de dolor- Harry ahora está en la ducha, ¿queréis comer mientras tanto?
Aniela: ¡Sí, por favor!-dijo contenta y yendo corriendo hacia lo que parecía ser la cocina-
Bego: Ven, cielo-dijo pasando su brazo por encima de mi hombro- no tengas vergüenza, no muerdo-dijo acompañando la frase con una risita-
Tú: Lo siento-dije tímida- esto... es muy raro.
Bego: Me imagino que es muy duro-dijo encaminándose hacia la cocina, sin soltar mi hombro, dándome pequeños empujoncitos- pero ahora estás a salvo.
Tú: Y no sé como os agradeceré todo esto-suspiré algo más aliviada- todo lo que estáis haciendo Niall y tú-mis ojos negros se empezaron a aguar-
Bego: Vuestra seguridad es nuestro agradecimiento-dijo tierna-
Llegamos a la cocina y nos encontramos a Aniela sentada en un taburete de madera jugueteando con un plato y un tenedor encima de una encimera de la misma textura que el taburete.
Aniela: ¿Qué hay de comer?-dijo como si fuera hiperactiva, por lo que yo solté una risita-
Bego: Eisben-dijo dando vueltas al contenido de una gran olla y sirviendo dos platos-
(Eisben es como un cocido típico alemán)
Sin decir una palabra más empezamos a devorar el plato que había preparado Bego. Exquisito. Lo acompañó con un pan hecho por ella y me lo comí todo.
Aniela: ¿Puedo repetir?-dijo con una dulce voz y poniendo carita de ángel-
Bego: Por supuesto, cielo-dijo sonriente. Se levantó con el plato de Aniela en la mano y le puso el doble que le puso la anterior vez y con más pan-
Aniela: Muchas gracias-dijo mirando con ganas el plato que ya tenía en frente de su cara-
Bego: ¿Quieres más?-dijo mirando hacia mi con la misma sonrisa que a mantenido durante este tiempo-
Tú: No, gracias-dije con una sonrisa y metiéndome en la boca la última miga de pan-
Respondió con una tenue sonrisa. Y siento que alguien baja por las escaleras y se acerca hacia la cocina, me giro y le veo allí con lo que parece ser unos vaqueros, una nueva moda que a llegado de Norteamerica, una camisa a cuadros y unos botines masculinos marrones con el pelo aun algo húmedo y con varios rizos cayendo por su frente. Y en su cara, como siempre, una amplia sonrisa.
Harry: Ya podéis ir a bañaros-dijo acercándose a mi y besándome la frente-
Cerré los ojos por unos instantes mientras él aun tenía sus labios pegados a mi frente y sentía su calmada respiración removiendo mi pelo despacio.
Aniela: ¿Puedo bañarme contigo?-dijo de repente la pequeña. Abrí los ojos y me separé unos milímetros de Harry para mirarla-
Tú: Claro que si, boba-dije sonriente-
Bego: Os prepararé la ropa en un santiamén- dijo dirigiéndose hacia las escaleras- Ani-dijo cariñosamente refiriéndose a la niña- ¿qué talla usas?
Aniela: Eh... ¿la de ocho años?-dijo dudando-
Bego: Sí-asintió mientras miraba su pequeño cuerpecito- te valdrá- y desapareció corriendo por las escaleras-
Tú: Pues a bañarse-dije saltando del taburete y chocandome con el gran pecho de Harry, él cual me respondió con un beso en la nariz y una sonrisa-
Sonreí de vuelta a Harry y cogí a Aniela en brazos. Me dirigí hacia las escaleras y busqué por las todas las habitaciones donde podía haber un baño, al final del largo pasillo encontré uno.
Era muy acogedor, tenía una bañera de cerámica blanca, con las patas doradas y el grifo a juego de éstas, cerré la puerta sin seguro, por si Bego venía con la ropa y empecé a desnudar a la pequeña que también su ropa estaba algo manchada de barro, busqué con la mirada algún cesto para meterlo, pero no encontré nada, así que, lo tiré a un rincón del suelo.
Encendí el agua caliente y tapé a Aniela con una toalla mientras el agua se calentaba y me empecé a desnudar yo, me quité los pantalones y la ropa interior asquerosa que llevaba y enrolle esta con los pantalones, ya desnuda toqué el agua para ver si estaba templada, y así era, así que cogí a Aniela y la metí dentro y después fui yo. Dejé que cayera más el agua hasta que la bañera estuviera llena, y rápido se llenó. Cogí una pastilla de jabón que estaba posada en el borde de la bañera y empecé a frotar el largo pelo de Aniela con cuidado y delicadeza.
Aniela: Hacia mucho que alguien no me bañaba con tanto amor-dijo con la voz rota, mientras una lágrima viajaba por su mejilla. Rápido se la sequé con cuidado y levanté su cabeza para que me mirara, ya que estábamos una en frente de la otra-
Tú: Pues a partir de ahora, serán todas las veces que quieras-dije con una sonrisa sincera-
No dijo palabra, se lanzó a mis brazos salpicando todo el suelo con agua y escuché mientras sollozaba en mi hombro, llevé mi mano a su cabeza y la acaricié mientras la mecía.
Se separó de mi hombro con una sonrisa y me robó la pastilla de jabón y con una sonrisa traviesa se lanzó a mi cabeza frotándola y haciendo un montón de espuma con la pastilla, las carcajadas que salían disparadas de sus cuerdas vocales eran estridentes y dulces y su risa me contagió y empecé a reír yo también.
Harry: No os divirtáis mucho sin mi-apareció él de repente apoyado en el marco de la puerta y con un par de columnas de ropa en cada mano con una sonrisa esplendida-
Tú: ¡Harry!-dije tapándome rápido con la espuma que había hecho Aniela- estamos desnudas...-dije bajando la voz y escondiendo mi cara para que no viera el efecto que el provocaba sobre mi. Timidez y sonrojo, eso provocaba.-
Aniela: Eres un cochino-dijo graciosa comenzando a reír-
Harry: Bueno, señoritas-dijo a modo de paz- os dejo aquí la ropa limpia-dijo entrando en el baño y dejándola encima de una mesa de madera, al pasar por mi lado, me acarició suavemente la nuca para después desaparecer por detrás de la puerta cerrándola a su paso-
Aniela: ¿Cuándo seréis novios?-dijo tan normal, frotándose su cuerpecito con la pastilla de jabón-
La miré tímida y con una sonrisa en la cara. Eso mismo me preguntaba yo, cuando me pediría ser su novia, cuando seriamos felices lejos de este infierno.
Tú: Sinceramente-dije en un suspiro algo cansado- no lo sé, Ani.
Aniela: Pídeselo tú-dijo mientras me pasaba la pastilla de jabón-
Tú: ¿Qué dices?-dije cogiendo la pastilla de jabón y empezando a lavarme- desde siempre es el hombre el que se a declarado a la mujer.
Aniela: Mira, mi mamá siempre decía que en el amor no hay nadie que tenga que dar el primer paso-dijo mientras jugaba con la poca espuma que quedaba- sino que los dos, y mi mamá era muy lista ¿sabes?-dijo con una dulce voz mirándome con sus ojos intensos y de diferente color-
Tú: No lo dudo, Ani-dije totalmente convencida, pues ese sabio consejo tenía mucha razón- ¿y si me rechaza?-dije temerosa. Era tonto que le estuviera pidiendo consejo a una niña de diez años, pero era demasiado inteligente-
Aniela: Creo que si no te quisiera no te hubiera besado con...-se quedó pensativa unos segundos mirando a la nada- con tantas ganas-iba a decir algo pero me calló tirándome agua a la cara- y calla ya, que él te quiere, que yo lo sé y yo lo sé todo- dijo dulce y con una gran sonrisa-
Tú: Si, señorita-dije divertida- y vamos a salir de aquí que vamos a acabar como pasas.
Sin decir una palabra más, salí de la bañera cubriéndome con una de las toallas que había traído antes Harry y saqué a Aniela en brazos para cubrirla a ella con otra. Busqué entre la ropa que había traído Harry y encontré un vestido azul con flores rosas y blancas, bastante pequeño para mi y con los puños bordados en blanco, después encontré unas braguitas blancas, también bastante pequeñas, unos calcetines blancos hasta el tobillo haciendo un pequeño fleco bordado en éste y acompañado de unos zapatitos de charol negros.
Le enseñé la ropa a Aniela y ésta sonrió ampliamente y asintió efusivamente quitándome la ropa de las manos, y se empezó a vestir ella sola.
Pasé la mirada por la montaña de ropa que quedaba, me encontré con un vestido un dedo por encima de la rodilla, blanco con pequeños pájaros en negro, acompañado por un cinturon negro, fino que iba en la cintura con la hebilla dorada, unas medias transparentes que me llegaban hasta el muslo, unas braguitas blancas y un sujetador a juego, junto con unos zapatos de manoletina negros charol, nos quedaba la ropa estupendamente, recogí la ropa sucia, quité el tapón de la bañera para que se fuera el agua sucia, y cogí un cepillo y una goma del pelo y senté a Aniela en una sillita y le recogí el pelo en una larga trenza de raíz y yo solo me lo cepillé un poco dejándolo suelto por completo.
Aniela: Estás preciosa-dijo mirándome de arriba a bajo y asintiendo con la cabeza-
Tú: Digo lo mismo de ti, señorita-dije poniéndome a su altura y dándole un beso en la punta de la nariz, haciendo que soltara una pequeña carcajada-
Aniela: Vamos-dijo cogiéndome de la mano y arrastrándome hacia la puerta- te tiene que ver Harry así.
Tú: Espera que recoja la ropa del suelo-dije agachándome rápido a por el montón que había hecho minutos antes y siguiendo a Aniela escaleras a bajo-
Al llegar me encontré a Harry en el salón hablando animadamente con Niall y Bego, esté dejó de hablar unos instantes y puso su verde mirada en mi, escuché como tragaba saliva fuertemente y en su cara se dibujaba una sonrisa.
Harry: Estás...estáis-corrigió rápidamente mirando hacia Aniela- preciosas.
Aniela: Traigan un barreño para las babas de el papá Harry-dijo levantando las manos en su camino hacia el sofá, ya en él se sentó al lado de Harry y apoyó su cabeza en su brazo, rápidamente, Harry lo aparto, dándole accesibilidad a su pecho para así Aniela estuviera más comoda-
Harry: ¿Qué babas, Ani?-dijo divertido-
Aniela: Las que sacas por ____(tn)-dijo con una voz adormilada y con los ojos cerrados-
Tú: Creo que alguien está algo cansada-dije divertida- por cierto, ¿dónde tiro esta ropa, Bego?-dije mirando hacia Bego, la cual miraba con ternura a ____(tn)-
Bego: Oh, dame-dijo levantándose rápido y quitándome la ropa de las manos-
La seguí extrañada por su comportamiento y al llegar a donde ella estaba, me la encontré apoyada en el mármol cabizbaja y aspirando fuertemente hacia arriba.
Tú: Hey-dije acercándome a ella- ¿qué pasa?-ya a su lado, pasé mis brazos sobre sus hombros como horas antes lo había hecho ella-
Bego: Nada, querida-dijo con la voz rota- bastantes problemas tienes tú ya, como preocuparte por los míos también.
Tú: No digas tonterías, Bego-la abracé fuertemente, y ella me respondió el abrazo escondiendo su cara en el hueco que hay entre mi cuello y el hombro- ¿qué te pasa?
Bego: Yo quiero tener hijos...-dijo desolada- pero por más que lo intentamos Niall y yo-dijo suspirando entrecortadamente- no hay manera.
Tú: La verdad-dije frotando mi hombro con su espalda- yo no sé mucho de relaciones de pareja en la cama, bueno, ni fuera de ella-dije sincera, haciendo que Bego soltara una risita- pero si algo sé seguro, es que no tienes que rendirte, nunca, y si quieres un bebé, inténtalo hasta que no podáis más, y cuando no podáis más, seguid intentándolo.
Bego: Tienes razón...-dijo disolviendo poco a poco el abrazo y secándose las lágrimas con el dorso de su mano- no dejaremos de intentarlo-dijo con una sonrisa nostálgica- muchas gracias, ____(tn)-dijo dulcemente-
Tú: No, gracias a ti-dije con cariño y una sonrisa en la cara-Niall y tú sois increíbles por hacer esto.
Bego: Es todo un placer-dijo con una sonrisa algo más animada- por cierto, pasaréis aquí la noche.
Tú: ¿Y donde dormiremos?-dije curiosa-
Bego: En una habitación-dijo divertida- Harry y tú en una cama de matrimonio y Ani en una individual, ya está montada en la misma habitación.
Tú: Oh... genial-dije por no gritar-
Vale. Había dormido un par de veces con Harry, cuando estábamos en la buhardilla y una cosa es dormir en la madera, y dormir un par de horas, y otra cosa es bajo las sábanas, abrazados, juntos, y a él le gusta dormir en ropa interior.
Siento como Harry empieza a jugar con uno de mis mechones de pelo y eso me da seguridad y tranquilidad, cómo siempre cuando estoy con Harry.
Niall: Ya hemos llegado-dijo sacando las llaves del pequeño agujero del coche- dentro está mi esposa Bego-dijo mientras bajaba y nos abría la puerta-
Harry: No queremos ser una molestia-dijo saliendo del coche, con Aniela en brazos-
Niall: No lo sois-dijo ayudándome a salir- fue ella la que insistió en que os trajera aquí.
Sin decir una palabra más, nos dirigimos hacia la pequeña casa de madera de roble la cual estaba entre dos grandes pinos que hacían sombra, todo era verde, estaba completamente lleno de flores y en ese lugar se respiraba tranquilidad.
Me paré en seco y cerré los ojos para disfrutar de la tenue brisa que hacia bailar mi pelo, me tapé como pude la parte de arriba, ya que mi pecho estaba al descubierto.
Aniela: Vamos, ____(tn)-dijo tirándome del pantalón que pertenecía al uniforme- vas a coger frío.
La sonreí débilmente y me di la vuelta para encaminar el camino hacia la pequeña casa, con la niña agarrándome la mano, y por primera vez viéndola sonreír de verdad.
Entramos a la pequeña casa y había una chica de la edad más o menos de Niall y rondando por la casa a toda prisa. Era alta, de piel blanca, y su corta melena rizada era castaña, tenía unos grandes y expresivos ojos color miel y una sonrisa plasmada en la cara.
Bego: Oh, Dios-dijo acercándose a mi- que te han hecho cariño...-me miró con los ojos llenos de dolor- Harry ahora está en la ducha, ¿queréis comer mientras tanto?
Aniela: ¡Sí, por favor!-dijo contenta y yendo corriendo hacia lo que parecía ser la cocina-
Bego: Ven, cielo-dijo pasando su brazo por encima de mi hombro- no tengas vergüenza, no muerdo-dijo acompañando la frase con una risita-
Tú: Lo siento-dije tímida- esto... es muy raro.
Bego: Me imagino que es muy duro-dijo encaminándose hacia la cocina, sin soltar mi hombro, dándome pequeños empujoncitos- pero ahora estás a salvo.
Tú: Y no sé como os agradeceré todo esto-suspiré algo más aliviada- todo lo que estáis haciendo Niall y tú-mis ojos negros se empezaron a aguar-
Bego: Vuestra seguridad es nuestro agradecimiento-dijo tierna-
Llegamos a la cocina y nos encontramos a Aniela sentada en un taburete de madera jugueteando con un plato y un tenedor encima de una encimera de la misma textura que el taburete.
Aniela: ¿Qué hay de comer?-dijo como si fuera hiperactiva, por lo que yo solté una risita-
Bego: Eisben-dijo dando vueltas al contenido de una gran olla y sirviendo dos platos-
(Eisben es como un cocido típico alemán)
Sin decir una palabra más empezamos a devorar el plato que había preparado Bego. Exquisito. Lo acompañó con un pan hecho por ella y me lo comí todo.
Aniela: ¿Puedo repetir?-dijo con una dulce voz y poniendo carita de ángel-
Bego: Por supuesto, cielo-dijo sonriente. Se levantó con el plato de Aniela en la mano y le puso el doble que le puso la anterior vez y con más pan-
Aniela: Muchas gracias-dijo mirando con ganas el plato que ya tenía en frente de su cara-
Bego: ¿Quieres más?-dijo mirando hacia mi con la misma sonrisa que a mantenido durante este tiempo-
Tú: No, gracias-dije con una sonrisa y metiéndome en la boca la última miga de pan-
Respondió con una tenue sonrisa. Y siento que alguien baja por las escaleras y se acerca hacia la cocina, me giro y le veo allí con lo que parece ser unos vaqueros, una nueva moda que a llegado de Norteamerica, una camisa a cuadros y unos botines masculinos marrones con el pelo aun algo húmedo y con varios rizos cayendo por su frente. Y en su cara, como siempre, una amplia sonrisa.
Harry: Ya podéis ir a bañaros-dijo acercándose a mi y besándome la frente-
Cerré los ojos por unos instantes mientras él aun tenía sus labios pegados a mi frente y sentía su calmada respiración removiendo mi pelo despacio.
Aniela: ¿Puedo bañarme contigo?-dijo de repente la pequeña. Abrí los ojos y me separé unos milímetros de Harry para mirarla-
Tú: Claro que si, boba-dije sonriente-
Bego: Os prepararé la ropa en un santiamén- dijo dirigiéndose hacia las escaleras- Ani-dijo cariñosamente refiriéndose a la niña- ¿qué talla usas?
Aniela: Eh... ¿la de ocho años?-dijo dudando-
Bego: Sí-asintió mientras miraba su pequeño cuerpecito- te valdrá- y desapareció corriendo por las escaleras-
Tú: Pues a bañarse-dije saltando del taburete y chocandome con el gran pecho de Harry, él cual me respondió con un beso en la nariz y una sonrisa-
Sonreí de vuelta a Harry y cogí a Aniela en brazos. Me dirigí hacia las escaleras y busqué por las todas las habitaciones donde podía haber un baño, al final del largo pasillo encontré uno.
Era muy acogedor, tenía una bañera de cerámica blanca, con las patas doradas y el grifo a juego de éstas, cerré la puerta sin seguro, por si Bego venía con la ropa y empecé a desnudar a la pequeña que también su ropa estaba algo manchada de barro, busqué con la mirada algún cesto para meterlo, pero no encontré nada, así que, lo tiré a un rincón del suelo.
Encendí el agua caliente y tapé a Aniela con una toalla mientras el agua se calentaba y me empecé a desnudar yo, me quité los pantalones y la ropa interior asquerosa que llevaba y enrolle esta con los pantalones, ya desnuda toqué el agua para ver si estaba templada, y así era, así que cogí a Aniela y la metí dentro y después fui yo. Dejé que cayera más el agua hasta que la bañera estuviera llena, y rápido se llenó. Cogí una pastilla de jabón que estaba posada en el borde de la bañera y empecé a frotar el largo pelo de Aniela con cuidado y delicadeza.
Aniela: Hacia mucho que alguien no me bañaba con tanto amor-dijo con la voz rota, mientras una lágrima viajaba por su mejilla. Rápido se la sequé con cuidado y levanté su cabeza para que me mirara, ya que estábamos una en frente de la otra-
Tú: Pues a partir de ahora, serán todas las veces que quieras-dije con una sonrisa sincera-
No dijo palabra, se lanzó a mis brazos salpicando todo el suelo con agua y escuché mientras sollozaba en mi hombro, llevé mi mano a su cabeza y la acaricié mientras la mecía.
Se separó de mi hombro con una sonrisa y me robó la pastilla de jabón y con una sonrisa traviesa se lanzó a mi cabeza frotándola y haciendo un montón de espuma con la pastilla, las carcajadas que salían disparadas de sus cuerdas vocales eran estridentes y dulces y su risa me contagió y empecé a reír yo también.
Harry: No os divirtáis mucho sin mi-apareció él de repente apoyado en el marco de la puerta y con un par de columnas de ropa en cada mano con una sonrisa esplendida-
Tú: ¡Harry!-dije tapándome rápido con la espuma que había hecho Aniela- estamos desnudas...-dije bajando la voz y escondiendo mi cara para que no viera el efecto que el provocaba sobre mi. Timidez y sonrojo, eso provocaba.-
Aniela: Eres un cochino-dijo graciosa comenzando a reír-
Harry: Bueno, señoritas-dijo a modo de paz- os dejo aquí la ropa limpia-dijo entrando en el baño y dejándola encima de una mesa de madera, al pasar por mi lado, me acarició suavemente la nuca para después desaparecer por detrás de la puerta cerrándola a su paso-
Aniela: ¿Cuándo seréis novios?-dijo tan normal, frotándose su cuerpecito con la pastilla de jabón-
La miré tímida y con una sonrisa en la cara. Eso mismo me preguntaba yo, cuando me pediría ser su novia, cuando seriamos felices lejos de este infierno.
Tú: Sinceramente-dije en un suspiro algo cansado- no lo sé, Ani.
Aniela: Pídeselo tú-dijo mientras me pasaba la pastilla de jabón-
Tú: ¿Qué dices?-dije cogiendo la pastilla de jabón y empezando a lavarme- desde siempre es el hombre el que se a declarado a la mujer.
Aniela: Mira, mi mamá siempre decía que en el amor no hay nadie que tenga que dar el primer paso-dijo mientras jugaba con la poca espuma que quedaba- sino que los dos, y mi mamá era muy lista ¿sabes?-dijo con una dulce voz mirándome con sus ojos intensos y de diferente color-
Tú: No lo dudo, Ani-dije totalmente convencida, pues ese sabio consejo tenía mucha razón- ¿y si me rechaza?-dije temerosa. Era tonto que le estuviera pidiendo consejo a una niña de diez años, pero era demasiado inteligente-
Aniela: Creo que si no te quisiera no te hubiera besado con...-se quedó pensativa unos segundos mirando a la nada- con tantas ganas-iba a decir algo pero me calló tirándome agua a la cara- y calla ya, que él te quiere, que yo lo sé y yo lo sé todo- dijo dulce y con una gran sonrisa-
Tú: Si, señorita-dije divertida- y vamos a salir de aquí que vamos a acabar como pasas.
Sin decir una palabra más, salí de la bañera cubriéndome con una de las toallas que había traído antes Harry y saqué a Aniela en brazos para cubrirla a ella con otra. Busqué entre la ropa que había traído Harry y encontré un vestido azul con flores rosas y blancas, bastante pequeño para mi y con los puños bordados en blanco, después encontré unas braguitas blancas, también bastante pequeñas, unos calcetines blancos hasta el tobillo haciendo un pequeño fleco bordado en éste y acompañado de unos zapatitos de charol negros.
Le enseñé la ropa a Aniela y ésta sonrió ampliamente y asintió efusivamente quitándome la ropa de las manos, y se empezó a vestir ella sola.
Pasé la mirada por la montaña de ropa que quedaba, me encontré con un vestido un dedo por encima de la rodilla, blanco con pequeños pájaros en negro, acompañado por un cinturon negro, fino que iba en la cintura con la hebilla dorada, unas medias transparentes que me llegaban hasta el muslo, unas braguitas blancas y un sujetador a juego, junto con unos zapatos de manoletina negros charol, nos quedaba la ropa estupendamente, recogí la ropa sucia, quité el tapón de la bañera para que se fuera el agua sucia, y cogí un cepillo y una goma del pelo y senté a Aniela en una sillita y le recogí el pelo en una larga trenza de raíz y yo solo me lo cepillé un poco dejándolo suelto por completo.
Aniela: Estás preciosa-dijo mirándome de arriba a bajo y asintiendo con la cabeza-
Tú: Digo lo mismo de ti, señorita-dije poniéndome a su altura y dándole un beso en la punta de la nariz, haciendo que soltara una pequeña carcajada-
Aniela: Vamos-dijo cogiéndome de la mano y arrastrándome hacia la puerta- te tiene que ver Harry así.
Tú: Espera que recoja la ropa del suelo-dije agachándome rápido a por el montón que había hecho minutos antes y siguiendo a Aniela escaleras a bajo-
Al llegar me encontré a Harry en el salón hablando animadamente con Niall y Bego, esté dejó de hablar unos instantes y puso su verde mirada en mi, escuché como tragaba saliva fuertemente y en su cara se dibujaba una sonrisa.
Harry: Estás...estáis-corrigió rápidamente mirando hacia Aniela- preciosas.
Aniela: Traigan un barreño para las babas de el papá Harry-dijo levantando las manos en su camino hacia el sofá, ya en él se sentó al lado de Harry y apoyó su cabeza en su brazo, rápidamente, Harry lo aparto, dándole accesibilidad a su pecho para así Aniela estuviera más comoda-
Harry: ¿Qué babas, Ani?-dijo divertido-
Aniela: Las que sacas por ____(tn)-dijo con una voz adormilada y con los ojos cerrados-
Tú: Creo que alguien está algo cansada-dije divertida- por cierto, ¿dónde tiro esta ropa, Bego?-dije mirando hacia Bego, la cual miraba con ternura a ____(tn)-
Bego: Oh, dame-dijo levantándose rápido y quitándome la ropa de las manos-
La seguí extrañada por su comportamiento y al llegar a donde ella estaba, me la encontré apoyada en el mármol cabizbaja y aspirando fuertemente hacia arriba.
Tú: Hey-dije acercándome a ella- ¿qué pasa?-ya a su lado, pasé mis brazos sobre sus hombros como horas antes lo había hecho ella-
Bego: Nada, querida-dijo con la voz rota- bastantes problemas tienes tú ya, como preocuparte por los míos también.
Tú: No digas tonterías, Bego-la abracé fuertemente, y ella me respondió el abrazo escondiendo su cara en el hueco que hay entre mi cuello y el hombro- ¿qué te pasa?
Bego: Yo quiero tener hijos...-dijo desolada- pero por más que lo intentamos Niall y yo-dijo suspirando entrecortadamente- no hay manera.
Tú: La verdad-dije frotando mi hombro con su espalda- yo no sé mucho de relaciones de pareja en la cama, bueno, ni fuera de ella-dije sincera, haciendo que Bego soltara una risita- pero si algo sé seguro, es que no tienes que rendirte, nunca, y si quieres un bebé, inténtalo hasta que no podáis más, y cuando no podáis más, seguid intentándolo.
Bego: Tienes razón...-dijo disolviendo poco a poco el abrazo y secándose las lágrimas con el dorso de su mano- no dejaremos de intentarlo-dijo con una sonrisa nostálgica- muchas gracias, ____(tn)-dijo dulcemente-
Tú: No, gracias a ti-dije con cariño y una sonrisa en la cara-Niall y tú sois increíbles por hacer esto.
Bego: Es todo un placer-dijo con una sonrisa algo más animada- por cierto, pasaréis aquí la noche.
Tú: ¿Y donde dormiremos?-dije curiosa-
Bego: En una habitación-dijo divertida- Harry y tú en una cama de matrimonio y Ani en una individual, ya está montada en la misma habitación.
Tú: Oh... genial-dije por no gritar-
Vale. Había dormido un par de veces con Harry, cuando estábamos en la buhardilla y una cosa es dormir en la madera, y dormir un par de horas, y otra cosa es bajo las sábanas, abrazados, juntos, y a él le gusta dormir en ropa interior.
domingo, 2 de febrero de 2014
Capítulo 11: You make me strong.
Mis lágrimas caían a raudales por mis mejillas, escuchaba las risas de los soldados y los susurros débiles de las mujeres.
Niall: ¿¡Qué cree que está haciendo!-dijo la reconocible voz de mi amigo rubio, sonando firme y sin ningún pavor-
Soldado: Señor, se negó a desnudarse-dijo el soldado con tono de arrepentimiento-
Niall: ¡Fuera de aquí!-dijo acercándose a mi a paso firme- panda de ineptos, fuera, dejadme a solas con ellas.
Escuché varios pasos dirigiéndose hacia la puerta y un fuerte golpe segundos después, una chaqueta cubrió mi fría espalda y unos fuertes brazos me cobijaron y me levantaron del suelo sin ningún problema, un susurro dulce y cálido se coló por mi oído articulando la palabra ''tranquila'', un dulce escalofrío recorrió mi espalda calmando los fuertes latidos de mi corazón.
Niall: Señoras, vístanse, por favor-dijo en un tono dulce- en la parte de atrás hay esperándolas un gran camión, suban, un soldado de confianza las llevará hacia Francia.
Las mujeres le regalaron una débil sonrisa mientras se vestían con sus ropas y se encaminaban hacia la puerta de atrás. Me fijé en cada una de las mujeres y vi entre la multitud una pequeña cabeza con una cabellera morena.
Tú: ¡Aniela!-grité casi sin fuerzas-
La pequeña giró su cabeza y me miró con los ojos cubiertos en lágrimas, se acercó lentamente a mi y abrazó mi cintura con todas las fuerzas que sus finos brazos la dejaban.
Aniela: Voy a estar sola en Francia, ____(tn)-dijo entre lágrimas- no quiero estar sola por más tiempo...-abracé fuertemente su cuello y cogí hasta tenerla cara a cara-
Tú: Tú, señorita, no irás a ningún sitio sin mi-dije secando sus lágrimas, y manchando su blanca tez de heces de mis manos, rápidamente me arrepentí de haber hecho eso, pero en vez de mirarme mal, esa pequeña, me sonrió ampliamente-
Niall: Entonces, ¿ella viene con nosotros?-dijo sonriente-
Tú: Ella vendrá siempre con nosotros.
La pequeña abrazó fuertemente mi cuello sin importarle que estuviera cubierta de heces, una lágrima se escapó por mi ojo y cayó en el hombro de Aniela, esta besó mil veces mi mejilla y se acurrucó aun más en mi cuello, podría estar años así, con esa pequeña en mis brazos.
Niall comenzó a andar hacia la puerta trasera e hizo un movimiento de manos indicando que le siguiera, hice caso omiso y le seguí aun con Aniela en brazos, fuera, había un coche de alta gama, negro, bastante grande, Niall me abrió la puerta caballerosamente y entré dejando a Aniela en la parte de la ventana, y allí estaba él, lleno de herida y moretones, con multiples cicatrices y mirando por la ventana.
Tú: ¡Harry!-grité en un pequeño susurro-
Harry: Ángel...-dijo mientras miraba mi torso, desnudo, pero cubierto de heces- ¿qué te a pasado?-puso una cara de terror y una lágrima se escapó de sus ojos verdes-
Rápidamente me senté sobre él, cara a cara, y le abracé como si no le hubiera visto en décadas, besé cada herida, cada cicatriz, hasta llegar a la comisura de sus labios, allí me aparte lentamente, y él, suplicándome con sus ojos verdes, me agarró de la cintura tan fuerte como pudo, y me besó, besó mis labios, con amor, con cariño, ese beso lo había estado esperando durante tantos años, y es ahora, cuando ocurre, en este apestoso lugar, con mi cuerpo lleno de porquería y una pequeña niña mirándonos como si estuviéramos locos, y claro que estaba loca, estaba loca por él, enrosqué mis dedos en en su cabello largo, sentí algo de arenilla en su cuero cabelludo, pero no me importó, esta era la mejor sensación del mundo, él no dejaba de acariciar mi cuerpo, no sé como podía hacerlo, olía asquerosamente mal, y la textura era asquerosa, pero lo hacía.
Poco a poco, se fue separando de mi, y acarició una de mis mejillas con sus nudillos.
Harry: Siento haber dejado que te hicieran tanto daño, siento haber dejado que pusieran una sola mano en tu cuerpo-pegó su frente contra la mía mientras acariciaba mi nuca- lo siento por todo, mi ángel...-cerró fuertemente sus ojos y de ellos empezó a caer un mar de lágrimas-
Tú: No pasa nada, Hazza-dije con los ojos cerrados, inhalando su aliento- estamos vivos eso es lo importante.
Harry: Te amo.
Esa frase. La he estado esperando durante tantos años, tanto tiempo, y lo único que pude hacer fue sonreír y besar sus tiernos labios, oh, cielos, Harry me amaba, esto era un maldito sueño hecho realidad. Me quité de encima de él y me senté de nuevo en mi sitio, entre él y Aniela.
Aniela: Eh... hola-dijo con sus mejillas color carmesí-
Harry: Hola pequeña-dijo con una sonrisa tierna-
Aniela: Creo que te llamas Harry-sonrió coquetamente-
Harry: Así es-dijo sonriente- ¿y tú?
Aniela: Me llamo Aniela-sonrió- ¿eres el novio de ____(tn)?
Harry: Eh...-me miró nervioso y tosió falsamente- yo, creo... que debería hablarlo con... ella ¿no?
Aniela: Yo te aconsejo que la trates bien-dijo con toda la madurez del mundo, haciéndonos ver que podía parecer que tenía más edad- es una chica fantástica, ¿sabes? la conozco de hace...-miró sus pequeños dedos e hizo unas cuentas, a lo que Harry soltó una tierna risita- de hace tres días y para mi es como mi hermana mayor ¿sabes?, a tenido que pasar por muchas cosas-la pequeña bajó la cabeza y la levantó con sus ojos cubiertos de lágrimas- los soldados malos la cogieron el primer día que la vi, y la desnudaron delante de todas, y también se desnudaron ellos-bajé la cabeza y cerré fuertemente los ojos al recordar esas escenas- e hicieron cosas que... no sé que es, pero la hacían daño, de eso estoy segura, tocaban su cuerpo y ella no hacia más que llorar-la pequeña comenzó a llorar mientras articulaba con sus pequeñas manos- y hace menos de una hora, la desnudaron y la bañaron en mierda, ¡Harry! ¡en mierda!-gritó desesperada-
Levanté lentamente la mirada y me fije en los ojos de Harry, estaban inundados en lágrimas y no hacia más que aspirar hacia arriba su nariz. Me miró tierno y dulce y me abrazó fuertemente, tan fuerte que casi no me dejaba respirar, pero me gustaba.
Harry: Aniela, te prometo, que cuidaré siempre a ____(tn)-dijo dulce- y cuidaré de ti-llevó una mano hacia la pequeña y la cogió para dejarla sentada en sus piernas-
Aniela: ¿Serás como mi hermano mayor?-dijo la niña con una sonrisa entristecida en sus labios-
Harry: Seré mucho más que eso, pequeña-dijo mientras secada una de sus lágrimas con su pulgar- seré tu papá.
Aniela, sonriente, se lanzó a su cuello y lo abrazó. Esas palabras encogieron mi corazón, y no pude evitar sonreír, empezábamos poco a poco a ser felices, aun que sé, que todo esto, aun no a acabado, queda mucha guerra por luchar, pero con Harry y Aniela a mi lado, soy mucho más fuerte.
Niall: Nos vamos-dijo mientras arrancaba el coche y lo ponía a 150 km/h-
Harry: Nialler-dijo tranquilo- ¿dónde vamos?
Niall: Tengo una pequeña casa entre las montañas, bastante aislada, allí hay ropa para vosotros y podréis comer algo y asearos.
Harry asintió con la cabeza, y besó mi coronilla mientras con su mano me frotaba el hombro aportándome calor.
jueves, 23 de enero de 2014
Capítulo 10: Hard tortures.
Abrí los ojos pesadamente, y me encontré sentada en el mismo sitio en el que me quedé ayer, con la pequeña entre mis brazos, aun dormida. Sonreí sin ganas al ver su rostro en paz, con la boca levemente abierta y besé suavemente su frente. Aniela abrió sus ojos lentamente y sonrió con toda la ternura que ahora mismo tenía dentro de su corazón.
Aniela: ¿Qué tal dormiste?-dijo con una tierna voz adormilada mientras se frotaba uno de sus increíbles ojos-
Tú: Para serte sincera-dije suspirando- he dormido mejor-dije con algo de gracia- ¿y tú, pequeña?
Aniela: Después de dormir durante una semana sola-dijo tierna mientras volvía a juguetear con mi colgante- dormir entre los brazos de alguien que le queda algo de afecto, sienta genial.
Suspiré entristecida y abracé más fuerte a la pequeña. En ese instante por la puerta entraron varios soldados con un par de barras de pan. Las partieron en trozos bastante pequeños y las repartieron en silencio entre las presas. Uno de los soldados se acercó a nosotras y entregó a las dos un trozo de pan no muy grande. Miré a la pequeña Aniela como engullía el pequeño trozo de pan, miré la migaja de pan que me habían entregado, y se la di con una pequeña sonrisa. La pequeña lo cogió enseguida y me lo agradeció con la mirada.
De nuevo, llevé mi mirada hacia las mujeres que comían silenciosas y algo encogidas sentadas por cualquier sitio.
De repente y haciendo un fuerte estruendo entró un soldado alto y rubio, de ojos verdes, bastante atractivo, pero que con solo ver su traje oficial, daban increíbles y tremendas arcadas.
Soldado: Arriba, escoria humana-gritó seco y brusco- tenemos una sorpresa para vosotras, putas-dijo serio, para luego reír cínicamente-
Y sin decir una sola palabra, todas las mujeres se levantaron casi a la vez, y yo siguiéndolas hice lo mismo, la pequeña Aniela me agarró fuertemente de la mano, sentía como sus diminutos y frágiles dedos temblaban como si de hojas cayendo de un árbol se tratase. Las mujeres salían por la pequeña puerta intentando no hacer tapón, cabizbajas y en pleno silencio, solo se escuchaban los sollozos de algunas de ellas, los cuáles los soldados callaban a base de golpes.
Hacia un frío increíble, sentí como mis músculos se tensaban por el frío y se escuchaban los dientes de Aniela chasquear, la abracé por los hombros y froté fuertemente mi mano con su hombro en un intento de darle algo de calor, uno de los soldados al ver esta pequeña muestra de cariño, me pegaron con el culo de una escopeta en las costillas, me tragué un gemido de dolor y lo único que hice fue apretar fuertemente los labios, bajé la vista hacia Aniela, la cual me miraba con dolor y pena, pidiendo con sus dos ojos de distinto color, un perdón, le respondí con una sonrisa bastante fingida y una rápida caricia.
Llegamos a un gran almacén de hierro y acero, parecía bastante resistente, su gran puerta se abrió de inmediato al escuchar a un soldado gritar, por esa puerta podría salir hasta veinte trailers, uno al lado del otro, sin problema alguno, entramos dentro y era aun más enorme, no había absolutamente nada, excepto un gran tanque de acero colgado del techo, el cual debía contener en su interior desechos humanos, porque su olor era completamente desagradable.
Soldado: Ponganse en fila india-dijo ya estando bastante lejos de nosotras y firme- cada fila quiero que haya quince mujeres dijo mientras se movía de lado a lado con sus manos agarradas en su espalda-
Las mujeres obedecieron sin rechistar, a lo que yo también me uní, me incorporé en una de las filas de el medio con Aniela a mi lado, temblorosa y con un gesto de terror marcado en su cara.
Soldados: Putas-gritó de golpe, haciendo que pegase un pequeño bote- desnudaos-ordenó pasando por delante de la primera fila de mujeres-
Estas enseguida obedecieron y se desnudaron en un santiamén, todas, menos yo y Aniela, la cual cada vez se acercaba más a mi y temblaba de terror. El soldado pasaba por delante de las mujeres observando sus desnudos cuerpos, se relamida y mordía los labios, acto que me repulsó, de vez en cuando paraba y las tocaba, aun que no con mucho cariño, azotaba sus pechos con un látigo de cuero, y cuanto más gritaran por el dolor, más fuerte las azotaba.
Llegó a mi fila y se detenía en todas las mujeres, llegó mi turno y yo no hacia más que mirar hacia el suelo.
Soldado: Tú, hija de puta-dijo mientras me ocasionaba un fuerte guantazo- desnudate.
Tú: No-dije firme y muerta de miedo
Soldado: ¿Qué dijiste?-dijo mientras se señalaba el oído y me lo acercaba a los labios-
Tú: Dije que no-repetí con la voz temblorosa-
Y sin decir ninguna palabra más, agarró el cuello de la camisa del pequeño pijama y tiró de él haciendo que todos los botones saltasen y se abriera de golpe, se dejó a la vista mis pechos y el soldado llevó sus dos manos a ellos, sobándolos y pellizcando mis pezones mientras frotaba su pene contra mi pelvis. De nuevo ese nudo aparece en la garganta, fijo mi mirada en Aniela, la cual oobservaba la escena horrorizada, con mi mano le giré la cabeza y la obligué a que dejara de mirar. Intenté deshacerme de sus manos, pero fallé.
Soldado: ¿Si?-susurró- te arrepentirás de haber querido deshacerte de mi.
Sin decir más me agarró de las muñecas y me llevó delante de todas las mujeres, donde minutos antes estaba él, sacó su látigo de uno de los bolsillos, me puso de espaldas hacia las mujeres y empezó a azotarme; un increíble dolor recorría mi cuerpo y las lágrimas inundaban mis mejillas, sentí como pequeños chorretones de sangre viajaban por mi espalda escapando de las dolorosas heridas que me estaba haciendo ese ser sin corazón. Me dio una gran patada en mi espalda haciéndome caer de boca, me encogí y cerré fuertemente los ojos, cuando escucho una palanca accionarse y al instante siento una especie de mezcla espesa y terriblemente olorosa, huele como a heces humanas. Poco a poco voy abriendo los ojos y veo un gran charco de mierda a mi alrededor, y yo, cubierta por las heces.
Aniela: ¿Qué tal dormiste?-dijo con una tierna voz adormilada mientras se frotaba uno de sus increíbles ojos-
Tú: Para serte sincera-dije suspirando- he dormido mejor-dije con algo de gracia- ¿y tú, pequeña?
Aniela: Después de dormir durante una semana sola-dijo tierna mientras volvía a juguetear con mi colgante- dormir entre los brazos de alguien que le queda algo de afecto, sienta genial.
Suspiré entristecida y abracé más fuerte a la pequeña. En ese instante por la puerta entraron varios soldados con un par de barras de pan. Las partieron en trozos bastante pequeños y las repartieron en silencio entre las presas. Uno de los soldados se acercó a nosotras y entregó a las dos un trozo de pan no muy grande. Miré a la pequeña Aniela como engullía el pequeño trozo de pan, miré la migaja de pan que me habían entregado, y se la di con una pequeña sonrisa. La pequeña lo cogió enseguida y me lo agradeció con la mirada.
De nuevo, llevé mi mirada hacia las mujeres que comían silenciosas y algo encogidas sentadas por cualquier sitio.
De repente y haciendo un fuerte estruendo entró un soldado alto y rubio, de ojos verdes, bastante atractivo, pero que con solo ver su traje oficial, daban increíbles y tremendas arcadas.
Soldado: Arriba, escoria humana-gritó seco y brusco- tenemos una sorpresa para vosotras, putas-dijo serio, para luego reír cínicamente-
Y sin decir una sola palabra, todas las mujeres se levantaron casi a la vez, y yo siguiéndolas hice lo mismo, la pequeña Aniela me agarró fuertemente de la mano, sentía como sus diminutos y frágiles dedos temblaban como si de hojas cayendo de un árbol se tratase. Las mujeres salían por la pequeña puerta intentando no hacer tapón, cabizbajas y en pleno silencio, solo se escuchaban los sollozos de algunas de ellas, los cuáles los soldados callaban a base de golpes.
Hacia un frío increíble, sentí como mis músculos se tensaban por el frío y se escuchaban los dientes de Aniela chasquear, la abracé por los hombros y froté fuertemente mi mano con su hombro en un intento de darle algo de calor, uno de los soldados al ver esta pequeña muestra de cariño, me pegaron con el culo de una escopeta en las costillas, me tragué un gemido de dolor y lo único que hice fue apretar fuertemente los labios, bajé la vista hacia Aniela, la cual me miraba con dolor y pena, pidiendo con sus dos ojos de distinto color, un perdón, le respondí con una sonrisa bastante fingida y una rápida caricia.
Llegamos a un gran almacén de hierro y acero, parecía bastante resistente, su gran puerta se abrió de inmediato al escuchar a un soldado gritar, por esa puerta podría salir hasta veinte trailers, uno al lado del otro, sin problema alguno, entramos dentro y era aun más enorme, no había absolutamente nada, excepto un gran tanque de acero colgado del techo, el cual debía contener en su interior desechos humanos, porque su olor era completamente desagradable.
Soldado: Ponganse en fila india-dijo ya estando bastante lejos de nosotras y firme- cada fila quiero que haya quince mujeres dijo mientras se movía de lado a lado con sus manos agarradas en su espalda-
Las mujeres obedecieron sin rechistar, a lo que yo también me uní, me incorporé en una de las filas de el medio con Aniela a mi lado, temblorosa y con un gesto de terror marcado en su cara.
Soldados: Putas-gritó de golpe, haciendo que pegase un pequeño bote- desnudaos-ordenó pasando por delante de la primera fila de mujeres-
Estas enseguida obedecieron y se desnudaron en un santiamén, todas, menos yo y Aniela, la cual cada vez se acercaba más a mi y temblaba de terror. El soldado pasaba por delante de las mujeres observando sus desnudos cuerpos, se relamida y mordía los labios, acto que me repulsó, de vez en cuando paraba y las tocaba, aun que no con mucho cariño, azotaba sus pechos con un látigo de cuero, y cuanto más gritaran por el dolor, más fuerte las azotaba.
Llegó a mi fila y se detenía en todas las mujeres, llegó mi turno y yo no hacia más que mirar hacia el suelo.
Soldado: Tú, hija de puta-dijo mientras me ocasionaba un fuerte guantazo- desnudate.
Tú: No-dije firme y muerta de miedo
Soldado: ¿Qué dijiste?-dijo mientras se señalaba el oído y me lo acercaba a los labios-
Tú: Dije que no-repetí con la voz temblorosa-
Y sin decir ninguna palabra más, agarró el cuello de la camisa del pequeño pijama y tiró de él haciendo que todos los botones saltasen y se abriera de golpe, se dejó a la vista mis pechos y el soldado llevó sus dos manos a ellos, sobándolos y pellizcando mis pezones mientras frotaba su pene contra mi pelvis. De nuevo ese nudo aparece en la garganta, fijo mi mirada en Aniela, la cual oobservaba la escena horrorizada, con mi mano le giré la cabeza y la obligué a que dejara de mirar. Intenté deshacerme de sus manos, pero fallé.
Soldado: ¿Si?-susurró- te arrepentirás de haber querido deshacerte de mi.
Sin decir más me agarró de las muñecas y me llevó delante de todas las mujeres, donde minutos antes estaba él, sacó su látigo de uno de los bolsillos, me puso de espaldas hacia las mujeres y empezó a azotarme; un increíble dolor recorría mi cuerpo y las lágrimas inundaban mis mejillas, sentí como pequeños chorretones de sangre viajaban por mi espalda escapando de las dolorosas heridas que me estaba haciendo ese ser sin corazón. Me dio una gran patada en mi espalda haciéndome caer de boca, me encogí y cerré fuertemente los ojos, cuando escucho una palanca accionarse y al instante siento una especie de mezcla espesa y terriblemente olorosa, huele como a heces humanas. Poco a poco voy abriendo los ojos y veo un gran charco de mierda a mi alrededor, y yo, cubierta por las heces.
lunes, 13 de enero de 2014
Capítulo 9: Nobody will touch to my small angel.
Me senté encogida en una de las esquinas mientras mis ojos observaban la terrible escena que se abría a mis ojos, allí dentro había como cien mujeres apilotonadas, llenas de heridas, cicatrices y con trastornos alimenticios bastante severos.
****: Hola-se acercó a mi la niña que vi antes, una de sus mejillas tenían un tono morado y sus ojos estaban aguados, llenos de tristeza-
Tú: Hola-intenté sonreír, pero mi intento fue en vano-
****: Soy Aniela-dijo con una dulce y entriztecida voz- ¿y tú?
Tú: Soy ______(tn)-dije mirando sus ojos cada uno de un color- ¿y tú mamá?-dije buscando con la mirada hacia todos lados
Aniela: Se la llevaron los hombres malos-dijo mientras bajaba su cabeza y aspiraba fuertemente por su nariz-
Se me encogió el corazón y mi alma gritaba que agarrara con todas mis fuerzas a esa niña y la abrazara tan fuerte como pudiera y así lo hice, la recogí entre mis brazos y la besé con todo el cariño que tenia en ese momento su mejilla morada, escuché unos sollozos procedentes de la pequeña y a mi mente apareció la imagen de mi madre cantando esa nana que me encantaba escuchar de su dulce voz, y empecé a cantar, dulce y tranquila, cerré los ojos levemente y apareció la imagen de esos ojos verde esmeralda con unas pestañas capaces de rozar las estrellas, unos labios finos y rosados y su pelo unos rizos perfectos color chocolate perfectamente desordenados. Harry. Le necesito. Siempre le he necesitado. Me pregunto que estará haciendo, o mejor dicho, que le estarán haciendo.
Bajé despacio mi mirada hasta encontrarme con la pequeña, ahora algo más calmada, observé tranquila lo que hacia y mis ojos se posaron en sus finas, delicadas y pequeñas manos, las cuales jugaban con el colgante que me regaló mi padre días antes de morir. Era un colgante de plata fina, con un corazón tallado al final de la cadena, por suerte la escoria que atiende por el nombre de «soldados» no vieron mi colgante y no se hicieron con él.
Suspire levantando la mirada y mirando lo que habilitaba en mi alrededor, nadie hablaba con nadie, nadie se miraba, todas las mujeres miraban hacia sus pies mientras caminaban como si su cerebro recibiera las señales de fuera, es como si alguien le hubiera extirpado sus cerebros.
---FIN DE TU NARRACIÓN---
---NARRA HARRY---
La tercera paliza que recibía hoy. Y no me importa, siento como si mi alma estuviera fuera de mi cuerpo y no sintiera dolor alguno.
****: No sabes lo bien que nos a sentado a todos violar a tu amiguita-dijo un soldado mientras entraba a la habitación-
¿¡Qué!? Habían osado esos hijos de puta tocar a mi __p___, mi pequeña, dulce e indefensa ______
Me levanté a duras penas del suelo, acto que fue en vano, porque a los segundos de encontrar estabilidad volví a caer al suelo por un empujón propinado del mismo soldado que dijo eso de mi pequeña, nadie tenía el derecho de tocarla, nadie podía rozar su cuerpo de Diosa griega, nadie.
Niall: Panda de ineptos-gritó esa voz reconocible para mi en cualquier sitio. Sonaba firme y sin corazón alguno. Temo que hayan hecho de Niall un secuace- fuera de aquí-gritó firme- vamos, medio cerebro, salid.
Los soldados se fueron sin decir palabra alguna dando un fuerte portazo a sus espaldas, sentí como unos pasos firmes se dirigían hacia mi cuerpo tembloroso por el frío suelo.
Niall: Oh, Hazza-dijo dulce, recordandome la época de niños- responde, ¿estás bien?
Harry: Sí-dije incorporandome poco a poco- Nialler-dije con los ojos aguados y una voz quebrada- han violado a mi ángel, debes sacarla de aquí, por favor-dije mientras agarraba su muñeca suplicante y aspiraba fuertemente mi nariz-
Niall: Os sacaré de aquí a los dos, pero no podemos levantar sospechas, todo debe ser como si estuvieráis sometidos a mi, porque si nos descubren, nos matarán, a los tres-dijo con una voz suave y después de decir esas palabras que me llenaron de paz, me abrazó como cuando éramos niños-
****: Hola-se acercó a mi la niña que vi antes, una de sus mejillas tenían un tono morado y sus ojos estaban aguados, llenos de tristeza-
Tú: Hola-intenté sonreír, pero mi intento fue en vano-
****: Soy Aniela-dijo con una dulce y entriztecida voz- ¿y tú?
Tú: Soy ______(tn)-dije mirando sus ojos cada uno de un color- ¿y tú mamá?-dije buscando con la mirada hacia todos lados
Aniela: Se la llevaron los hombres malos-dijo mientras bajaba su cabeza y aspiraba fuertemente por su nariz-
Se me encogió el corazón y mi alma gritaba que agarrara con todas mis fuerzas a esa niña y la abrazara tan fuerte como pudiera y así lo hice, la recogí entre mis brazos y la besé con todo el cariño que tenia en ese momento su mejilla morada, escuché unos sollozos procedentes de la pequeña y a mi mente apareció la imagen de mi madre cantando esa nana que me encantaba escuchar de su dulce voz, y empecé a cantar, dulce y tranquila, cerré los ojos levemente y apareció la imagen de esos ojos verde esmeralda con unas pestañas capaces de rozar las estrellas, unos labios finos y rosados y su pelo unos rizos perfectos color chocolate perfectamente desordenados. Harry. Le necesito. Siempre le he necesitado. Me pregunto que estará haciendo, o mejor dicho, que le estarán haciendo.
Bajé despacio mi mirada hasta encontrarme con la pequeña, ahora algo más calmada, observé tranquila lo que hacia y mis ojos se posaron en sus finas, delicadas y pequeñas manos, las cuales jugaban con el colgante que me regaló mi padre días antes de morir. Era un colgante de plata fina, con un corazón tallado al final de la cadena, por suerte la escoria que atiende por el nombre de «soldados» no vieron mi colgante y no se hicieron con él.
Suspire levantando la mirada y mirando lo que habilitaba en mi alrededor, nadie hablaba con nadie, nadie se miraba, todas las mujeres miraban hacia sus pies mientras caminaban como si su cerebro recibiera las señales de fuera, es como si alguien le hubiera extirpado sus cerebros.
---FIN DE TU NARRACIÓN---
---NARRA HARRY---
La tercera paliza que recibía hoy. Y no me importa, siento como si mi alma estuviera fuera de mi cuerpo y no sintiera dolor alguno.
****: No sabes lo bien que nos a sentado a todos violar a tu amiguita-dijo un soldado mientras entraba a la habitación-
¿¡Qué!? Habían osado esos hijos de puta tocar a mi __p___, mi pequeña, dulce e indefensa ______
Me levanté a duras penas del suelo, acto que fue en vano, porque a los segundos de encontrar estabilidad volví a caer al suelo por un empujón propinado del mismo soldado que dijo eso de mi pequeña, nadie tenía el derecho de tocarla, nadie podía rozar su cuerpo de Diosa griega, nadie.
Niall: Panda de ineptos-gritó esa voz reconocible para mi en cualquier sitio. Sonaba firme y sin corazón alguno. Temo que hayan hecho de Niall un secuace- fuera de aquí-gritó firme- vamos, medio cerebro, salid.
Los soldados se fueron sin decir palabra alguna dando un fuerte portazo a sus espaldas, sentí como unos pasos firmes se dirigían hacia mi cuerpo tembloroso por el frío suelo.
Niall: Oh, Hazza-dijo dulce, recordandome la época de niños- responde, ¿estás bien?
Harry: Sí-dije incorporandome poco a poco- Nialler-dije con los ojos aguados y una voz quebrada- han violado a mi ángel, debes sacarla de aquí, por favor-dije mientras agarraba su muñeca suplicante y aspiraba fuertemente mi nariz-
Niall: Os sacaré de aquí a los dos, pero no podemos levantar sospechas, todo debe ser como si estuvieráis sometidos a mi, porque si nos descubren, nos matarán, a los tres-dijo con una voz suave y después de decir esas palabras que me llenaron de paz, me abrazó como cuando éramos niños-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)