lunes, 13 de enero de 2014

Capítulo 9: Nobody will touch to my small angel.

Me senté encogida en una de las esquinas mientras mis ojos observaban la terrible escena que se abría a mis ojos, allí dentro había como cien mujeres apilotonadas, llenas de heridas, cicatrices y con trastornos alimenticios bastante severos.

****: Hola-se acercó a mi la niña que vi antes, una de sus mejillas tenían un tono morado y sus ojos estaban aguados, llenos de tristeza-
Tú: Hola-intenté sonreír, pero mi intento fue en vano-
****: Soy Aniela-dijo con una dulce y entriztecida voz- ¿y tú?
 Tú: Soy ______(tn)-dije mirando sus ojos cada uno de un color- ¿y tú mamá?-dije buscando con la mirada hacia todos lados
Aniela: Se la llevaron los hombres malos-dijo mientras bajaba su cabeza y aspiraba fuertemente por su nariz-

Se me encogió el corazón y mi alma gritaba que agarrara con todas mis fuerzas a esa niña y la abrazara tan fuerte como pudiera y así lo hice, la recogí entre mis brazos y la besé con todo el cariño que tenia en ese momento su mejilla morada, escuché unos sollozos procedentes de la pequeña y a mi mente apareció la imagen de mi madre cantando esa nana que me encantaba escuchar de su dulce voz, y empecé a cantar, dulce y tranquila, cerré los ojos levemente y apareció la imagen de esos ojos verde esmeralda con unas pestañas capaces de rozar las estrellas, unos labios finos y rosados y su pelo unos rizos perfectos color chocolate perfectamente desordenados. Harry. Le necesito. Siempre le he necesitado. Me pregunto que estará haciendo, o mejor dicho, que le estarán haciendo. 
Bajé despacio mi mirada hasta encontrarme con la pequeña, ahora algo más calmada, observé tranquila lo que hacia y mis ojos se posaron en sus finas, delicadas y pequeñas manos, las cuales jugaban con el colgante que me regaló mi padre días antes de morir. Era un colgante de plata fina, con un corazón tallado al final de la cadena, por suerte la escoria que atiende por el nombre de «soldados» no vieron mi colgante y no se hicieron con él.
 Suspire levantando la mirada y mirando lo que habilitaba en mi alrededor, nadie hablaba con nadie, nadie se miraba, todas las mujeres miraban hacia sus pies mientras caminaban como si su cerebro recibiera las señales de fuera, es como si alguien le hubiera extirpado sus cerebros. 

---FIN DE TU NARRACIÓN---

---NARRA HARRY---

La tercera paliza que recibía hoy. Y no me importa, siento como si mi alma estuviera fuera de mi cuerpo y no sintiera dolor alguno. 

****: No sabes lo bien que nos a sentado a todos violar a tu amiguita-dijo un soldado mientras entraba a la habitación-

¿¡Qué!? Habían osado esos hijos de puta tocar a mi __p___, mi pequeña, dulce e indefensa ______
Me levanté a duras penas del suelo, acto que fue en vano, porque a los segundos de encontrar estabilidad volví a caer al suelo por un empujón propinado del mismo soldado que dijo eso de mi pequeña, nadie tenía el derecho de tocarla, nadie podía rozar su cuerpo de Diosa griega, nadie.

Niall: Panda de ineptos-gritó esa voz reconocible para mi en cualquier sitio. Sonaba firme y sin corazón alguno. Temo que hayan hecho de Niall un secuace- fuera de aquí-gritó firme- vamos, medio cerebro, salid.

Los soldados se fueron sin decir palabra alguna dando un fuerte portazo a sus espaldas, sentí como unos pasos firmes se dirigían hacia mi cuerpo tembloroso por el frío suelo.

Niall: Oh, Hazza-dijo dulce, recordandome la época de niños- responde, ¿estás bien?
Harry: Sí-dije incorporandome poco a poco- Nialler-dije con los ojos aguados y una voz quebrada- han violado a mi ángel, debes sacarla de aquí, por favor-dije mientras agarraba su muñeca suplicante y aspiraba fuertemente mi nariz-
Niall: Os sacaré de aquí a los dos, pero no podemos levantar sospechas, todo debe ser como si estuvieráis sometidos a mi, porque si nos descubren, nos matarán, a los tres-dijo con una voz suave y después de decir esas palabras que me llenaron de paz, me abrazó como cuando éramos niños-

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