Agarraron mis muñecas sin delicadeza alguna y segundos después, mi vestido estaba a un lado de mi cuerpo, frío y doloroso, cubierto de barro. Los soldados desnudos se hicieron a mi alrededor, haciéndome un corro, dejándome a mi en medio, temerosa, con mi alma llena a rebosar de terror y temblando como una hoja.
****: Vamos a ver...-dijo uno de los soldados, agachándose hasta quedar a mi altura- que tenemos por aquí...-suspiró mirando mi sucio cuerpo y llevo una de sus manos a uno de mis pechos, y masajeó mientras mordía su labio inferior y respiraba profundamente-
Mi cabeza estaba cabizbaja, mirando a un pilón de piedras posadas estrategicamente para apedrear cuando tuvieran oportunidad. Levanté levemente la vista y vi a uno de los soldados como se masturbaba mientras miraba la escena. Este se agachó y tocó con brusquedad mi vagina, poco a poco, todos los soldados se iban agachando y me toqueteaban sin parar, de mi ojo derecho se escapó una pequeña lágrima y ese nudo en la garganta, que ahora es algo muy común en mi, volvió a aparecer. Uno de ellos se tiró encima de mi, haciendo que me cayera de espaldas al suelo, mi columna se estremeció por el dolor del golpe, y el infierno comenzó. Unas embestidas brutales se apoderaban de mi. Dolor. Era lo único que sentían mis músculos en estos instantes. Mi pelvis tenía pequeñas convulsiones por el dolor generado en tan poco tiempo. Esos hijos de puta, se habían apoderado de lo más preciado, de mi virginidad. Después de que terminará dentro de mi, otro se hizo conmigo, y hasta que terminaron, me parecía que ese infierno, había durado décadas.
Se vistieron rápidamente y me tiraron un traje como el que le habían dado a Harry, uno parecido a un pijama a rayas azul oscuro y blanco, pero este, sin el gorrito, se llevaron mi vestido y mientras se abrochaban las braguetas y marchaban, se reían reconfortados.
Me vestí apresuradamente y a lo lejos vi acercarse a Jefferson.
Jefferson: ¿Qué?-dijo cuándo ya estaba en frente de mi- ¿lo disfrutaste?-negué cabizbaja, llorando en silencio-
Y sin decir ninguna palabra, agarró mi brazo fuertemente y a base de tirones, me llevó a otra parte del Campo de Concentración, en esta, solo había mujeres.
Unas estaban medio desnudas, otras, haciendo trabajos forzados, otras, estaban siendo violadas y maltratadas a los ojos de todo ser que pasaba por allí, mis ojos se posaron en una pequeña niña morena, tenía un ojo azul y otro lo tenía color miel, estaba extremamente delgada, no tenía más de seis años y ya tenía anorexia, mi corazón se encogió más cuando uno de los soldados que pasaban por su lado, la abofeteó hasta dejarla tirada en el suelo.
Unas ganas enormes me invadieron, unas ganas de correr hacia ella y abrazarla fuertemente, protegerla de todo y de todos.
Llegamos a una pequeña caseta de madera mal hecha, sin ventanas, llena de heces a su alrededor.
Jefferson: Bienvenida a tu nuevo hogar-dijo con una voz tintineante- que disfrutes tu estancia aquí.
Y sin decir más, se dio media vuelta, y se fue a paso firme. Entre cuidadosamente dentro de la caseta, y mis ojos se abrieron de par en par.
Una gran pesa larga ocupaba gran parte de la caseta, y las mujeres dormían en unas incomodas tablas de madera puestas como literas, amontonadas, tres en una misma madera, y la madera no es que fuera enorme, es como una cama individual. Al fondo podía escuchar lamentos, rezos y llantos.
(algo así)
jueves, 26 de diciembre de 2013
jueves, 19 de diciembre de 2013
Capítulo 7: I need you.
Jefferson: Hemos capturado un nuevo preso judío-se explicó con algo de nerviosismo en su voz- y el doctor Aigner le ha hecho las pruebas médicas y señor, según el doctor, este muchacho seria un buen punto a nuestro favor.
Niall: ¿Y qué quiere decir con eso, soldado?-dijo seco y firme-
Jefferson: El doctor Aigner a sugerido darle una alimentación básica para poder tener su mano de obra-dijo mientras miraba a la nada-
Niall: Su mano de obra la tendremos igual-dirigió su mirada hacia mi, algo preocupada y con pena- ese judío no será más o menos que los demás, ¡sigue siendo escoria!-dijo lo último en un grito-
Jefferson: Pero.. pero señor-se intentó quejar-
Niall: ¡Pero nada!-gritó callando a Jefferson- ahora, dale su atuendo al preso y llévate a esa asquerosa de mi vista-dijo refiriéndose a mi-
Jefferson: Si señor-salió de la visión de Niall-
Jefferson se dirigía hacia uno de los armarios del fondo de la habitación el doctor Aigner miraba sus papeles callado y en silencio, Harry ni se inmutaba, miraba hacia la mesa sin pestañear. Y justo cuando mi mirada coincide con la de Niall, éste me guiña un ojo, y después se va sin decir nada dando un pequeño portazo.
Jefferson: Ponte esto-dijo haciendo entrega de el uniforme a Harry- y tú-me señaló a mi- vendrás a mi habitación, ahora.
Harry levantó la mirada, iba ha abrir la boca para decir algo, pero en ese instante el puñetazo de Jefferson aterrizó en su mejilla, haciendo que su cara girase dramáticamente hacia mi. Con sus ojos cerrados, volvió la cabeza hacia delante, los volvió ha abrir, y se empezó ha vestir sin decir nada.
Sin dejarme rechistar, Jefferson agarró bruscamente mi brazo y entre empujones me llevó afuera de el edificio gris, andamos por el medio del campo.
Intentaba no mirar a nadie, miraba fijamente mis zapatos, y de fondo, lo único que podía escuchar, eran sollozos, golpes y suplicas. Jefferson me iba acariciando el brazo lentamente, y me daban pequeños escalofríos, sabia perfectamente lo que me tocaba ahora, y mi cuerpo, era pura mezcla de terror y asco.
Me tropecé con un gran pedrusco haciendo que cayera al suelo y me llenara de barro, cerré los ojos fuertemente y a mi alrededor, lo único que escuchaba eran risas y bromas con mi caída.
Escuché pasos acercarse hacia mi, y cuando ya sentía que había más de una persona a mi alrededor, los dichos soldados, empezaron a patearme todo el cuerpo, sentí como un gran moretón se iba formando en mis costillas, seguía con los ojos cerrados, rápidamente, me cubrí con mis brazos la cabeza, y de mi ojo derecho, salió una lágrima fugaz, un fuerte pie me pateó la cabeza, y retumbó por ésta. A mis oídos llegaban varios insultos como ''hija de puta'', ''muérete, judía de mierda'', ''te mereces todo esto, por judía''.
Jefferson: Chicos, chicos-dijo entre risas- por favor, dejadla ya, tiene que hacer un trabajo, y aún debe tener algunas fuerzas.
Rápidamente, entre carcajadas, los soldados se apartaron, y Jefferson me agarró bruscamente de mi brazo, abrí de nuevo los ojos, y de nuevo, dirigí mi vista hacia el suelo. Apenas podía caminar, tenía adolorido todo el cuerpo, sentía como mi costillar se rompería en cualquier momento.
Jefferson: Espera-rió- ¿por qué hacerlo a escondidas?-dijo parándose en seco- hagamoslo aquí, y demos envidia a todos los que pasen por aquí. Vamos, ponte de rodillas, pequeña.
Pequeña, así me llamaba Harry, se empezó a hacer visible un pequeño nudo en la garganta que iba creciendo cada vez más. Necesitaba a Harry, ahora, más que nunca.
Ese cerdo me obligó a ponerme de rodillas, e intentando llamar la atención de todos entre abucheos y gritos, se bajó sus pantalones y calzones dejando a la vista su ''pene'' si a eso se le podía llamar así, porque la verdad nunca he visto uno, pero creo que este... no es el tamaño estándar.
Jefferson: Vamos-dijo empezando ha acariciarse su ''pene''- ¿a qué esperas?
Tú: No pienso hacerlo-dije mirando hacia mi derecha-
Jefferson: ¿Perdón?-dijo agachándose y acercando su oído a mi boca- ¿he escuchado bien?
Tú: No quiero hacerlo-repetí-
Jefferson: Bien-dijo mientras se subía los pantalones- ¡chicos!-gritó hacia todos los lados-
Rápidamente un montón de soldados se pusieron en fila, uno junto a otro.
Jefferson: Violadla-dijo seco y dirigiéndose hacia otro lado-
Entre risas y abucheos, los soldados, se desnudaron dejando a la vista sus cuerpos.
Niall: ¿Y qué quiere decir con eso, soldado?-dijo seco y firme-
Jefferson: El doctor Aigner a sugerido darle una alimentación básica para poder tener su mano de obra-dijo mientras miraba a la nada-
Niall: Su mano de obra la tendremos igual-dirigió su mirada hacia mi, algo preocupada y con pena- ese judío no será más o menos que los demás, ¡sigue siendo escoria!-dijo lo último en un grito-
Jefferson: Pero.. pero señor-se intentó quejar-
Niall: ¡Pero nada!-gritó callando a Jefferson- ahora, dale su atuendo al preso y llévate a esa asquerosa de mi vista-dijo refiriéndose a mi-
Jefferson: Si señor-salió de la visión de Niall-
Jefferson se dirigía hacia uno de los armarios del fondo de la habitación el doctor Aigner miraba sus papeles callado y en silencio, Harry ni se inmutaba, miraba hacia la mesa sin pestañear. Y justo cuando mi mirada coincide con la de Niall, éste me guiña un ojo, y después se va sin decir nada dando un pequeño portazo.
Jefferson: Ponte esto-dijo haciendo entrega de el uniforme a Harry- y tú-me señaló a mi- vendrás a mi habitación, ahora.
Harry levantó la mirada, iba ha abrir la boca para decir algo, pero en ese instante el puñetazo de Jefferson aterrizó en su mejilla, haciendo que su cara girase dramáticamente hacia mi. Con sus ojos cerrados, volvió la cabeza hacia delante, los volvió ha abrir, y se empezó ha vestir sin decir nada.
Sin dejarme rechistar, Jefferson agarró bruscamente mi brazo y entre empujones me llevó afuera de el edificio gris, andamos por el medio del campo.
Intentaba no mirar a nadie, miraba fijamente mis zapatos, y de fondo, lo único que podía escuchar, eran sollozos, golpes y suplicas. Jefferson me iba acariciando el brazo lentamente, y me daban pequeños escalofríos, sabia perfectamente lo que me tocaba ahora, y mi cuerpo, era pura mezcla de terror y asco.
Me tropecé con un gran pedrusco haciendo que cayera al suelo y me llenara de barro, cerré los ojos fuertemente y a mi alrededor, lo único que escuchaba eran risas y bromas con mi caída.
Escuché pasos acercarse hacia mi, y cuando ya sentía que había más de una persona a mi alrededor, los dichos soldados, empezaron a patearme todo el cuerpo, sentí como un gran moretón se iba formando en mis costillas, seguía con los ojos cerrados, rápidamente, me cubrí con mis brazos la cabeza, y de mi ojo derecho, salió una lágrima fugaz, un fuerte pie me pateó la cabeza, y retumbó por ésta. A mis oídos llegaban varios insultos como ''hija de puta'', ''muérete, judía de mierda'', ''te mereces todo esto, por judía''.
Jefferson: Chicos, chicos-dijo entre risas- por favor, dejadla ya, tiene que hacer un trabajo, y aún debe tener algunas fuerzas.
Rápidamente, entre carcajadas, los soldados se apartaron, y Jefferson me agarró bruscamente de mi brazo, abrí de nuevo los ojos, y de nuevo, dirigí mi vista hacia el suelo. Apenas podía caminar, tenía adolorido todo el cuerpo, sentía como mi costillar se rompería en cualquier momento.
Jefferson: Espera-rió- ¿por qué hacerlo a escondidas?-dijo parándose en seco- hagamoslo aquí, y demos envidia a todos los que pasen por aquí. Vamos, ponte de rodillas, pequeña.
Pequeña, así me llamaba Harry, se empezó a hacer visible un pequeño nudo en la garganta que iba creciendo cada vez más. Necesitaba a Harry, ahora, más que nunca.
Ese cerdo me obligó a ponerme de rodillas, e intentando llamar la atención de todos entre abucheos y gritos, se bajó sus pantalones y calzones dejando a la vista su ''pene'' si a eso se le podía llamar así, porque la verdad nunca he visto uno, pero creo que este... no es el tamaño estándar.
Jefferson: Vamos-dijo empezando ha acariciarse su ''pene''- ¿a qué esperas?
Tú: No pienso hacerlo-dije mirando hacia mi derecha-
Jefferson: ¿Perdón?-dijo agachándose y acercando su oído a mi boca- ¿he escuchado bien?
Tú: No quiero hacerlo-repetí-
Jefferson: Bien-dijo mientras se subía los pantalones- ¡chicos!-gritó hacia todos los lados-
Rápidamente un montón de soldados se pusieron en fila, uno junto a otro.
Jefferson: Violadla-dijo seco y dirigiéndose hacia otro lado-
Entre risas y abucheos, los soldados, se desnudaron dejando a la vista sus cuerpos.
martes, 10 de diciembre de 2013
Capítulo 6: Horror.
En menos de veinte minutos, el camión se detuvo, Harry y yo nos quedamos estáticos, respirando suavemente para que podamos escuchar lo que pasaba fuera.
Pasos, se escuchaban pasos y risas de varios hombres, cada vez más cerca, se acercaban a nosotros.
Harry me regaló su última sonrisa, sin vida, sin alma, triste y un ''te quiero, mi ángel'' se escapó fugaz de sus hermosos labios finos y rosados. No le pude responder, apenas podía pestañear, me costaba respirar, y mis ganas de llorar invadieron mi cuerpo, un nudo se fue formando poco a poco en mi garganta, no podía llorar, no delante de Harry, él era fuerte por mí, y yo lo debía ser por él.
No me importa nada más, sólo él.
A los segundos, la tela que cubría todo el camión se echó a un lado por los soldados. Eran tres, y él único que conocía era a Jefferson.
Jefferson: Llevad al muchacho a la visita al médico, y a que le den el uniforme reglamentario-dijo frío como un tempano- que le acompañe la chica-dirigió su asquerosa mirada a mi cuerpo y se relamió los labios haciendo que mi estómago se revolviera-
Nos bajaron a Harry y a mi de mala manera, entre empujones e insultos como ''judíos de mierda'' o ''escoria del país'', y tenía la sensación, de que eso, no era nada comparado con lo que nos esperaba.
Harry intentó tomarme de la mano, pero al rozar su mano con la mía, recibió un puñetazo en la espalda, y nada más recibirlo, soltó un gemido de dolor, no podía dejar de mirarle, su cabeza baja y sus ojos tristes y sin expresión, su boca y nariz estaban llenas de sangre seca, y cada vez, estaba más pálido.
Empezamos a entrar en los dichos Campos de Concentración, y creo que era la parte de los hombres, estaba llenos de estos, con unos uniformes algo extraños, eran, como un pijama a rayas azules y blancas junto con un pequeño gorrito a juego, en la camisa, arriba en el lado izquierdo, llevaban una especie de número de serie, y los hombres iban todos descalzos, llenos de barro y excrementos, estaban esqueléticos por la falta de nutrición y les obligaban a hacer trabajos forzados como construir cámaras de gas, que ellos serían, los que acabarían dentro, muertos.
Y a mis ojos, apareció la imagen de un niño siendo violado delante del que debía ser su padre, estaban en medio del campo, nadie miraba, parecían muertos en vida, el padre no hacia más de pedir por su hijo, y pedir que fuera él mismo el que sufriera eso, y cada vez que el hombre abría la boca, se llevaba una pequeña paliza, y el niño no hacia más que llorar, no decía palabra, solo, lloraba. Dejé de mirar esa terrible escena con lágrimas en mis ojos, seguimos andando y mi mirada se dirigió hacia Harry, seguía igual, cabizbajo, y parecía que fuera un zombie, no quiero que acabe como estos hombres, no quiero que le peguen palizas cada dos por tres, no quiero que no coma...
Llegamos a un edificio gris, con pequeños ventanales y puertas blindadas de acero. Jefferson nos adelantó y tocó tres veces la puerta. A los segundos un hombre algo mayor apareció en la puerta vestido con un traje y una bata blanca de médico.
****: Adelante, soldado Jefferson-dijo el hombre con voz suave y cínica-
Jefferson: Doctor Aigner-dijo seco y borde- vengo a que le haga las pruebas a un nuevo chico judío-dijo refiriéndose a Harry-
Dr. Aigner: Más escoria-rió cínicamente- adelante, adelante-dejó paso para que pasaran todos y paró y se puso enfrente de mi cuando estaba apunto de pasar- ¡Jefferson! no puede haber mujeres aquí-dijo en un grito terrorífico con su mirada fría clavada en mis ojos negros-
Jefferson: Déjala pasar-dijo volviendo a la puerta- después nos cobrara una grata recompensa para ver como su amiguito estará ''sano y salvo''-dijo haciendo comillas con sus dedos en las dos últimas palabras para luego reír-
Me dejó paso a regañadientes y le seguimos por unos pasillos grises y sin vida alguna, con poca luz y a penas limpieza, hasta llegar a la última puerta de uno de los pasillos, yo miraba a todos los lados, curiosa, no sabía que hacer, estaba presa del horror.
Entramos en dicha puerta y en ella habían varios aparatos médicos, supongo que para ver como estaba de salud el preso.
Dr. Aigner: Bien, ¿cómo te llamas muchacho?-dijo sentándose en su butaca de cuero-
Harry: Harry Styles, señor-dijo cabizbajo y casi en un susurro-
Dr. Aigner: Ajá, ¿y cuantos años tienes?-dijo apuntando toda información que le iba dando Harry en un folio con una pluma negra-
Harry: Diecinueve, señor-dijo de la misma manera que antes-
Dr. Aigner: Bien, Harry, quítate la camiseta, vamos a pasar a hacer las pruebas de salud-dijo cambiando de folio- ¿fumas?-Harry negó con la cabeza seguro- bien, ¿bebes algún tipo de alcohol?-Harry volvió a negar con la cabeza, de nuevo, seguro- muy bien, ¿haces deporte?-Harry asintió con la cabeza acompañado de un ''siempre que puedo, señor''- bien, ahora, por favor, acompáñame sin camiseta-dijo mientras se levantaba-
Harry se quitó la camiseta con toda la facilidad del mundo, como si no estuviera yo presente, aun que, no dirigió ninguna mirada hacia mi. Siguió al doctor hasta una especie de bascula.
Me dediqué a admirar el torso desnudo de Harry. Era perfecto, limpio, blanco y con unos músculos bien desarrollados, tenía la espalda ancha, perfectamente marcada y unos brazos fuertes y anchos. Me quedé embobada, era la primera vez que veía su cuerpo, y lo tenía que hacer en estas circunstancias.
Dr. Aigner: Este muchacho está más sano que muchos de vosotros, soldados-dijo dirigiéndose de nuevo hacia su mesa de madera-
Jefferson: ¿Cree que valdrá para los trabajos?-dijo con una voz divertida-
Dr. Aigner: Con la porquería de alimentación que dais aquí no aguantará más de una semana con toda su energía-dijo mirando seriamente hacia Jefferson-
Jefferson: Es lo que hay, señor-dijo alzando un poco la voz- si se enterara el comandante Horan...
Dr. Aigner: ¡Tonterías!, ese soldado es un trozo de pan-dijo levantándose agitadamente de la mesa-
Jefferson: ¡Aigner!, este muchacho no será menos-dijo gritando, haciendo que pegara un pequeño bote- y si sigues incordiando, deberás asistir al despacho del señor Hitler-dijo con una media sonrisa en la cara-
Dr. Aigner: Jefferson-dijo sentándose de nuevo en su silla, mucho más relajado, vaya, si que impone el apellido ''Hitler''- llame a Horan, y hable con él-dijo serio-
Y como si Niall Horan lo hubiera escuchado, entró por la puerta. Estaba guapísimo. Era mucho más alto que yo, de la misma estatura que Harry o quizá un poco menos, estaba algo más rubio y sus ojos mucho más azules, pero su semblante era serio y no había rastro de su sonrisa maravillosa y sincera.
Niall: ¿¡Qué escándalo es este!?-dijo entrando algo furioso por la puerta-
Jefferson: ¡Señor, sí, señor!-dijo saludando con la típica pose militar- debo hablar sobre un tema con usted-dijo mirando hacia la nada-
Niall dirigió una fugaz mirada hacia Harry y su semblante cambió completamente al de uno preocupado y luego sus azules ojos, se posaron en mi.
Niall: Habla, soldado-dijo volviendo a su antigua posición seria-
Pasos, se escuchaban pasos y risas de varios hombres, cada vez más cerca, se acercaban a nosotros.
Harry me regaló su última sonrisa, sin vida, sin alma, triste y un ''te quiero, mi ángel'' se escapó fugaz de sus hermosos labios finos y rosados. No le pude responder, apenas podía pestañear, me costaba respirar, y mis ganas de llorar invadieron mi cuerpo, un nudo se fue formando poco a poco en mi garganta, no podía llorar, no delante de Harry, él era fuerte por mí, y yo lo debía ser por él.
No me importa nada más, sólo él.
A los segundos, la tela que cubría todo el camión se echó a un lado por los soldados. Eran tres, y él único que conocía era a Jefferson.
Jefferson: Llevad al muchacho a la visita al médico, y a que le den el uniforme reglamentario-dijo frío como un tempano- que le acompañe la chica-dirigió su asquerosa mirada a mi cuerpo y se relamió los labios haciendo que mi estómago se revolviera-
Nos bajaron a Harry y a mi de mala manera, entre empujones e insultos como ''judíos de mierda'' o ''escoria del país'', y tenía la sensación, de que eso, no era nada comparado con lo que nos esperaba.
Harry intentó tomarme de la mano, pero al rozar su mano con la mía, recibió un puñetazo en la espalda, y nada más recibirlo, soltó un gemido de dolor, no podía dejar de mirarle, su cabeza baja y sus ojos tristes y sin expresión, su boca y nariz estaban llenas de sangre seca, y cada vez, estaba más pálido.
Empezamos a entrar en los dichos Campos de Concentración, y creo que era la parte de los hombres, estaba llenos de estos, con unos uniformes algo extraños, eran, como un pijama a rayas azules y blancas junto con un pequeño gorrito a juego, en la camisa, arriba en el lado izquierdo, llevaban una especie de número de serie, y los hombres iban todos descalzos, llenos de barro y excrementos, estaban esqueléticos por la falta de nutrición y les obligaban a hacer trabajos forzados como construir cámaras de gas, que ellos serían, los que acabarían dentro, muertos.
Y a mis ojos, apareció la imagen de un niño siendo violado delante del que debía ser su padre, estaban en medio del campo, nadie miraba, parecían muertos en vida, el padre no hacia más de pedir por su hijo, y pedir que fuera él mismo el que sufriera eso, y cada vez que el hombre abría la boca, se llevaba una pequeña paliza, y el niño no hacia más que llorar, no decía palabra, solo, lloraba. Dejé de mirar esa terrible escena con lágrimas en mis ojos, seguimos andando y mi mirada se dirigió hacia Harry, seguía igual, cabizbajo, y parecía que fuera un zombie, no quiero que acabe como estos hombres, no quiero que le peguen palizas cada dos por tres, no quiero que no coma...
Llegamos a un edificio gris, con pequeños ventanales y puertas blindadas de acero. Jefferson nos adelantó y tocó tres veces la puerta. A los segundos un hombre algo mayor apareció en la puerta vestido con un traje y una bata blanca de médico.
****: Adelante, soldado Jefferson-dijo el hombre con voz suave y cínica-
Jefferson: Doctor Aigner-dijo seco y borde- vengo a que le haga las pruebas a un nuevo chico judío-dijo refiriéndose a Harry-
Dr. Aigner: Más escoria-rió cínicamente- adelante, adelante-dejó paso para que pasaran todos y paró y se puso enfrente de mi cuando estaba apunto de pasar- ¡Jefferson! no puede haber mujeres aquí-dijo en un grito terrorífico con su mirada fría clavada en mis ojos negros-
Jefferson: Déjala pasar-dijo volviendo a la puerta- después nos cobrara una grata recompensa para ver como su amiguito estará ''sano y salvo''-dijo haciendo comillas con sus dedos en las dos últimas palabras para luego reír-
Me dejó paso a regañadientes y le seguimos por unos pasillos grises y sin vida alguna, con poca luz y a penas limpieza, hasta llegar a la última puerta de uno de los pasillos, yo miraba a todos los lados, curiosa, no sabía que hacer, estaba presa del horror.
Entramos en dicha puerta y en ella habían varios aparatos médicos, supongo que para ver como estaba de salud el preso.
Dr. Aigner: Bien, ¿cómo te llamas muchacho?-dijo sentándose en su butaca de cuero-
Harry: Harry Styles, señor-dijo cabizbajo y casi en un susurro-
Dr. Aigner: Ajá, ¿y cuantos años tienes?-dijo apuntando toda información que le iba dando Harry en un folio con una pluma negra-
Harry: Diecinueve, señor-dijo de la misma manera que antes-
Dr. Aigner: Bien, Harry, quítate la camiseta, vamos a pasar a hacer las pruebas de salud-dijo cambiando de folio- ¿fumas?-Harry negó con la cabeza seguro- bien, ¿bebes algún tipo de alcohol?-Harry volvió a negar con la cabeza, de nuevo, seguro- muy bien, ¿haces deporte?-Harry asintió con la cabeza acompañado de un ''siempre que puedo, señor''- bien, ahora, por favor, acompáñame sin camiseta-dijo mientras se levantaba-
Harry se quitó la camiseta con toda la facilidad del mundo, como si no estuviera yo presente, aun que, no dirigió ninguna mirada hacia mi. Siguió al doctor hasta una especie de bascula.
Me dediqué a admirar el torso desnudo de Harry. Era perfecto, limpio, blanco y con unos músculos bien desarrollados, tenía la espalda ancha, perfectamente marcada y unos brazos fuertes y anchos. Me quedé embobada, era la primera vez que veía su cuerpo, y lo tenía que hacer en estas circunstancias.
Dr. Aigner: Este muchacho está más sano que muchos de vosotros, soldados-dijo dirigiéndose de nuevo hacia su mesa de madera-
Jefferson: ¿Cree que valdrá para los trabajos?-dijo con una voz divertida-
Dr. Aigner: Con la porquería de alimentación que dais aquí no aguantará más de una semana con toda su energía-dijo mirando seriamente hacia Jefferson-
Jefferson: Es lo que hay, señor-dijo alzando un poco la voz- si se enterara el comandante Horan...
Dr. Aigner: ¡Tonterías!, ese soldado es un trozo de pan-dijo levantándose agitadamente de la mesa-
Jefferson: ¡Aigner!, este muchacho no será menos-dijo gritando, haciendo que pegara un pequeño bote- y si sigues incordiando, deberás asistir al despacho del señor Hitler-dijo con una media sonrisa en la cara-
Dr. Aigner: Jefferson-dijo sentándose de nuevo en su silla, mucho más relajado, vaya, si que impone el apellido ''Hitler''- llame a Horan, y hable con él-dijo serio-
Y como si Niall Horan lo hubiera escuchado, entró por la puerta. Estaba guapísimo. Era mucho más alto que yo, de la misma estatura que Harry o quizá un poco menos, estaba algo más rubio y sus ojos mucho más azules, pero su semblante era serio y no había rastro de su sonrisa maravillosa y sincera.
Niall: ¿¡Qué escándalo es este!?-dijo entrando algo furioso por la puerta-
Jefferson: ¡Señor, sí, señor!-dijo saludando con la típica pose militar- debo hablar sobre un tema con usted-dijo mirando hacia la nada-
Niall dirigió una fugaz mirada hacia Harry y su semblante cambió completamente al de uno preocupado y luego sus azules ojos, se posaron en mi.
Niall: Habla, soldado-dijo volviendo a su antigua posición seria-
miércoles, 4 de diciembre de 2013
Capítulo 5: I always take care of you.
De uno de los coches se bajó un hombre bastante fornido, vestido de uniforme y con el brazalete rojo con el símbolo nazi en este.
Se acercó peligrosamente hasta nosotros, hasta quedar a medio metro de distancia, Harry no me soltaba la mano ni una sola vez, y en esta, daba pequeñas caricias otorgándome algo de seguridad.
Soldado: ¿Dónde vais?-dijo bastante alto y con una voz seca-
Harry: Hacia la estación de tren, cogeremos un tren hacia Suiza-dijo con su típica voz ronca y segura-
Soldado: Pueden decirme sus nombres-afirmó. En ese momento, se me heló la sangre, mi corazón no latía, no hacia nada, mi organismo se paró en seco. Debía responder...-
Harry: Somos de la familia Horan Gallagher.
Soldado: Oh, sí, el teniente Horan. Si son tan amables, ¿podrían enseñarme sus carnet's?-dijo haciendo del ambiente algo más tenso. Mi organismo seguía sin funcionar-
Harry: Siento decirle, señor, que no lo tengo aquí ahora mismo, se traspapeló.
Soldado: Y yo siento decirle, señor Harry Styles y señorita ____(tn) Belló que su próxima parada, será los maravillosos Campos de Concentración.
Y tras escuchar esa terrible y temida frase el soldado hizo una seña y bajaron como diez soldados, Harry apretó más mi mano, pero fue en vano, los guardias le agarraron, aun que se intentó zafar varias veces, le patearon y golpearon la cara rompiendo su labio inferior y haciendo que su nariz sangrara, no podía mirar eso, giré la cabeza rápidamente y cerré los ojos fuertemente.
****: Vaya, vaya-dijo una voz distinta al primer soldado. Algo más desagradable y seca- tenemos aquí una señorita bastante guapa-dijo dando un golpe seco a una de mis nalgas- oh, sí, es perfecta y está muerta del miedo-noté como se ponía en frente de mi, y agarraba mi cara con fuerza, haciendo daño en mis mejillas- mira está preciosa escena-dirigió mi cara hasta Harry, quién estaba tendido en el suelo, repleto de sangre, y con sus brazos cubriendo su cabeza, un gran nudo se formó en mi garganta y mis ojos se inundaron en lágrimas-
Tú: Hijos de puta... ¡soltarle!-dije histérica, llorando a mares y moviéndome sin parar para que los cerdos me soltaran, sin ningún resultado-
****: Yo qué tú me estaría quieta, nena-dijo la misma voz algo más alto- oh sino cobraras lo tuyo- y acto seguido, su mano chocó contra mi mejilla-
Harry: Maldito hijo de puta-dijo retorciéndose en el suelo, con su voz rota- ¡suéltala!
****: Niño, tú cállate si no quieres que te peguemos un tiro ahora mismo-sacó su pistola y apuntó hacia la cabeza de Harry-
Tú: ¡No!-grité- no, por favor-bajé el tono de mi voz- haré lo que sea, lo que queráis, pero por favor, no le hagáis daño-supliqué llorando-
****: Es una oferta tentadora, ¿verdad chicos?-los monos asintieron eufóricos y riendo- y por ser tan terriblemente guapa, aceptaré, el muchacho se va al Campo de Concentración, tal cual, tú le acompañarás hasta su caseta para que lo veas, y luego, tú, te vendrás con nosotros-dijo acariciando el costado de mi pecho, haciendo que tuviera unas terribles ganas de vomitarle en la cara. Asentí mirando hacia el suelo- Me presento, preciosa, soy el soldado Jefferson-dijo con su asquerosa voz-
Y sin decir ninguna palabra más, llegó un caminó color caquí con una gran tela tapando la parte de atrás, tiraron de mala manera a Harry a la parte de atrás, y a mi no es que me subieron más amablemente, Jefferson apretó su pene contra mi muslo para subirme, cosa que hizo que diera una pequeña arcada.
Ya dentro de el camión, me arrodillé al lado de Harry y empecé a llorar desconsoladamente.
Tú: Por favor, Hazza-supliqué llorando en su pecho- dime algo-seguí llorando sin parar-
Harry: No pasa nada, mi ángel-dijo tosiendo y poco a poco se fue incorporando-
Tú: ¡Oh, Dios!-grité contenta- ¿estás bien? ¿te duele algo?-dije nerviosa- responde por favor.
Harry: Me duele todo, pero estoy bien-dijo forzando una sonrisa- no dejes que te hagan nada, por favor, ángel.
Tú: Si no lo hago... te matarán-una lágrima se deslizó por mi mejilla, y rápidamente, Harry me la secó con delicadeza-
Harry: No importa lo que me hagan a mi, sólo importa lo que te pase a ti-dijo mientras acariciaba mi mejilla-
Tú: No dejaré que te pase nada, Harry...-dije acariciando uno de los rizos que caía por su frente-
Harry: Que cabezona eres...-negó con la cabeza mientras sonreía- te quiero, mi ángel-dijo acariciando levemente mi mejilla-
Tú: Yo te quiero más, Haz-dijo sonriendo- y intentando olvidarnos de todo esto...¿por qué me llamas ''mi ángel''?
Harry: Jamás te lo diré, ángel-rió-
Se acercó peligrosamente hasta nosotros, hasta quedar a medio metro de distancia, Harry no me soltaba la mano ni una sola vez, y en esta, daba pequeñas caricias otorgándome algo de seguridad.
Soldado: ¿Dónde vais?-dijo bastante alto y con una voz seca-
Harry: Hacia la estación de tren, cogeremos un tren hacia Suiza-dijo con su típica voz ronca y segura-
Soldado: Pueden decirme sus nombres-afirmó. En ese momento, se me heló la sangre, mi corazón no latía, no hacia nada, mi organismo se paró en seco. Debía responder...-
Harry: Somos de la familia Horan Gallagher.
Soldado: Oh, sí, el teniente Horan. Si son tan amables, ¿podrían enseñarme sus carnet's?-dijo haciendo del ambiente algo más tenso. Mi organismo seguía sin funcionar-
Harry: Siento decirle, señor, que no lo tengo aquí ahora mismo, se traspapeló.
Soldado: Y yo siento decirle, señor Harry Styles y señorita ____(tn) Belló que su próxima parada, será los maravillosos Campos de Concentración.
Y tras escuchar esa terrible y temida frase el soldado hizo una seña y bajaron como diez soldados, Harry apretó más mi mano, pero fue en vano, los guardias le agarraron, aun que se intentó zafar varias veces, le patearon y golpearon la cara rompiendo su labio inferior y haciendo que su nariz sangrara, no podía mirar eso, giré la cabeza rápidamente y cerré los ojos fuertemente.
****: Vaya, vaya-dijo una voz distinta al primer soldado. Algo más desagradable y seca- tenemos aquí una señorita bastante guapa-dijo dando un golpe seco a una de mis nalgas- oh, sí, es perfecta y está muerta del miedo-noté como se ponía en frente de mi, y agarraba mi cara con fuerza, haciendo daño en mis mejillas- mira está preciosa escena-dirigió mi cara hasta Harry, quién estaba tendido en el suelo, repleto de sangre, y con sus brazos cubriendo su cabeza, un gran nudo se formó en mi garganta y mis ojos se inundaron en lágrimas-
Tú: Hijos de puta... ¡soltarle!-dije histérica, llorando a mares y moviéndome sin parar para que los cerdos me soltaran, sin ningún resultado-
****: Yo qué tú me estaría quieta, nena-dijo la misma voz algo más alto- oh sino cobraras lo tuyo- y acto seguido, su mano chocó contra mi mejilla-
Harry: Maldito hijo de puta-dijo retorciéndose en el suelo, con su voz rota- ¡suéltala!
****: Niño, tú cállate si no quieres que te peguemos un tiro ahora mismo-sacó su pistola y apuntó hacia la cabeza de Harry-
Tú: ¡No!-grité- no, por favor-bajé el tono de mi voz- haré lo que sea, lo que queráis, pero por favor, no le hagáis daño-supliqué llorando-
****: Es una oferta tentadora, ¿verdad chicos?-los monos asintieron eufóricos y riendo- y por ser tan terriblemente guapa, aceptaré, el muchacho se va al Campo de Concentración, tal cual, tú le acompañarás hasta su caseta para que lo veas, y luego, tú, te vendrás con nosotros-dijo acariciando el costado de mi pecho, haciendo que tuviera unas terribles ganas de vomitarle en la cara. Asentí mirando hacia el suelo- Me presento, preciosa, soy el soldado Jefferson-dijo con su asquerosa voz-
Y sin decir ninguna palabra más, llegó un caminó color caquí con una gran tela tapando la parte de atrás, tiraron de mala manera a Harry a la parte de atrás, y a mi no es que me subieron más amablemente, Jefferson apretó su pene contra mi muslo para subirme, cosa que hizo que diera una pequeña arcada.
Ya dentro de el camión, me arrodillé al lado de Harry y empecé a llorar desconsoladamente.
Tú: Por favor, Hazza-supliqué llorando en su pecho- dime algo-seguí llorando sin parar-
Harry: No pasa nada, mi ángel-dijo tosiendo y poco a poco se fue incorporando-
Tú: ¡Oh, Dios!-grité contenta- ¿estás bien? ¿te duele algo?-dije nerviosa- responde por favor.
Harry: Me duele todo, pero estoy bien-dijo forzando una sonrisa- no dejes que te hagan nada, por favor, ángel.
Tú: Si no lo hago... te matarán-una lágrima se deslizó por mi mejilla, y rápidamente, Harry me la secó con delicadeza-
Harry: No importa lo que me hagan a mi, sólo importa lo que te pase a ti-dijo mientras acariciaba mi mejilla-
Tú: No dejaré que te pase nada, Harry...-dije acariciando uno de los rizos que caía por su frente-
Harry: Que cabezona eres...-negó con la cabeza mientras sonreía- te quiero, mi ángel-dijo acariciando levemente mi mejilla-
Tú: Yo te quiero más, Haz-dijo sonriendo- y intentando olvidarnos de todo esto...¿por qué me llamas ''mi ángel''?
Harry: Jamás te lo diré, ángel-rió-
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